Pobreza y Crisis Hídrica

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Opinión

 

Por F. V. Figueroa

Por lo general, cuando se habla de la crisis del aguaocasionada por las menores cantidades disponibles, se tienen en cuenta, en primer lugar, los problemas de distribución o del acceso que tiene la población a ese recurso, o sea, a las dificultades para recibirla y por consiguiente los efectos que su carencia produce en el hogar.Ese sólo es uno de los grandes problemas derivados de dicha escasez, sobre todo, si se toma en cuenta que 12 millones de personas en nuestro país, por lo menos, no tienen acceso a ella.

En el más reciente estudio -Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (Encig-2023)- del Instituto de Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se señala que el 47.7% de los hogares que habitan las ciudades en México no tiene acceso a un suministro constante de agua, o, dicho de otra manera, sólo cuentan con un acceso regular el 52.3 % de esos hogares.

Este porcentaje, de los que sí reciben un suministro regular de agua, ha decrecido, pues al comparar dicha encuesta dirigida por una entidad gubernamental con la que realizó ella misma en 2019, en la que se reporta que el 62.4 % de los hogares en las ciudades del país recibían un suministro constante, se nota claramente que 10.1 % dejaron de recibirla de forma regular en el transcurso de dos años.  El problema se agudizó, principalmente para las familias, quizá no para los funcionarios del gobierno, pues seguramente, tienen garantizado el acceso al agua.

Habrá que tomar en cuenta, además, que no todos los mexicanos viven en las grandes ciudades, que también tienen dificultades para acceder al agua y que no forman parte de los resultados de esta encuesta.

En principio, en las ciudades, esta carencia impacta directamente a la economía familiar; ahora se debe gastar más por la compra de agua a los particulares, que aprovechándose de la necesidad y muchas veces en contubernio con los funcionarios, realizan cobros excesivos, por lo que, dentro de los hogares de los trabajadores, se deben disminuir o eliminar de plano,las cantidades monetarias asignadas a la satisfacción de otras urgencias como el alimento, el vestido, la escuela y la recreación, por ejemplo.

Eso significa simplemente, que el problema del acceso al agua, deteriora la calidad de vida de las familias de los trabajadores. Si antes de la agudización de la actual crisis hídrica era difíciladquirir los productos de la canasta básica, ahora resulta mucho más complejo por el desembolso de tiene que hacerse obligatoriamente para garantizar en el hogar este importante líquido y sobrevivir, reduciendo al mínimo el presupuesto familiar. A esta compleja situación, hay que sumarle el aumento del desempleo, que reconoce el mismo INEGI, y de la informalidad, que incrementan la incertidumbre en el futuro, sobre todo, de los menos favorecidos económicamente.

Sin embargo, este problema directo, el daño a la economía familiar y su efecto perjudicial en la calidad de vida de las familias, que se resiente de forma inmediata con toda crudeza, no es el único; hay otros problemas igual de importantes que la falta de agua en las colonias populares y que, quizá de forma inmediata no se alcanzan a observar, sin embargo, en un tiempo no muy lejano, dejarán sentir sus efectos entre la población, agudizando aún más los problemas sociales del país.

Por ejemplo, la falta de agua también tiene sus efectos negativos en la producción agrícola, ganadera, e industrial; en general, en la producción de alimentos. Si esta crisis no se resuelve de forma adecuada, los problemas para los años venideros serán más complejos y representarán un mayor peligro.

Si se vuelve más difícil obtener agua para la producción de alimentos por la disponibilidad cada vez menor, a pesar de que los grandes corporativos tienen concesiones del gobierno que les garantiza ese privilegio antes que su distribución entre la población, es evidente que, como en toda economía mercantil -y el capitalismo en que vivimos es eso-, los empresarios elevarán los precios de los productos,su justificación será el que ahora, les resulta más caro uno de los insumos indispensables para la elaboración de los productos. Con ello, se dificultará aún más que la población con menores ingresos tenga la posibilidad de adquirirlos.

Con este fenómeno mal atendido por el gobierno, primero se disminuye el ingreso familiar por la compra de agua a particulares y ahora, con lo que queda de recurso económico en los hogares pobres, deberán pagar precios más altos por los productos de primera necesidad, por lo que se demuestra claramente que, la actual crisis hídrica, al igual que las anteriores de cualquier índole, la están pagando los pobres.

Para estos hogares, que resentirán brutalmente el aumento de la pobreza, no quedará otra alternativa inmediata que adquirir menores cantidades de alimento que no alcancen a satisfacer los requerimientos básicos nutricionales, provocando hambre y desnutrición y, con ello, la búsqueda de más fuentes de ingreso familiar, legales o ilegales, el aumento del sector económico informal, la corrupción, prostitución y otras formas de financiamiento al margen de la ley.

No podemos olvidarnos de que, además de los problemas anteriores, también la educación resiente los efectos de esta crisis. La UNESCO – ONU- Agua, en su informe del 27 de marzo de 2024 “Las crisis del agua amenazan la paz mundial”se señala que las mujeres y las niñas son las primeras víctimas de la falta de agua. La razón es que a que a ellas se les asignan, por lo general, las tareas de atención al hogar y entre otras cosas son las responsables de mantener el almacenamiento de agua.

Nuestro país no es ajeno a esta realidad, se presenta con frecuencia en las comunidades rurales y también en las colonias populares que rodean a las grandes ciudades. Al atender esta necesidad, muchas veces, requieren destinarle un mayor tiempo, por ejemplo, para trasladarse varios kilómetros en su búsqueda y, por lo tanto, descuidar algunas otras actividades como la asistencia a la escuela o el acceso a la información, con lo que se vulnera uno de sus derechos fundamentales y se perpetúa la inequidad ente géneros, es decir, este problema también es generado por el capitalismo.

La población no puede continuar a merced de la casualidad ni de la voracidad empresarial; tampoco puede seguir pagando las consecuencias de la falta de una planeación acertada de desarrollo. La expansión del capitalismo continúa en forma desordenada mientras el gobierno se encuentra muy rezagado o poco interesado en la aplicación de políticas que efectivamente protejan a los que prometió defender y por los cuales se hizo del poder político.

Hasta el momento ha sido así,como consecuencia de la falta de una política justa de atención a la distribución de agua en este caso, sin embargo, lo mismo sucede con respecto a las diferentes calamidades sociales y naturales que ha padecido la población, sobre todo, la de escasos recursos económicos.

No obstante, la situación no tiene por qué continuar de esta manera. Para transformar esta lastimosa realidad para los pobres, es necesario que luchemos por el poder político organizándonos y constituyéndonos en partido político; sólo así habremos de resolver las precarias condiciones en que viven las familias de los trabajadores y habremos de asegurar un futuro mejor para todos.

Etiquetas: INEGI. Encig-2023, Pobreza. Capitalismo. Corrupción. Sector Informal. Trabajadores.

Carlos H.


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