Los Indígenas Llevan a Evo al Poder, en Bolivia

ALFARO Evo Morales

Secreto a Voces

 

 

Por Rafael Alfaro Izarraraz

En primerísimo lugar, el triunfo de Evo Morales se inscribe en la respuesta de los pueblos de Latinoamérica contra las políticas neoliberales. Inició Venezuela, en 1998; le siguió, Bolivia y luego Ecuador, dinámica a la que se sumó AMLO en 2018.Esos triunfos electorales, tanto el de Evo como el conseguido por Hugo Chávez y el de Rafael Correa, en Ecuador, más tarde de AMLO, en México, ocurren en un contexto en el que en la principal potencia económica de Latinoamérica, Brasil, el entonces candidato de izquierda Luis Ignacio Da Silva, Lula, perdía la elección(la primera de tres intentos) y lo mismo ocurría en México con el Ingeniero Cárdenas(el primer fraude en su contra fue en 1988).

En Venezuela, inició el ciclo de revoluciones pacíficas. Muy distinto a lo ocurrido en la década de los años sesenta y setenta del siglo XX, en el que las corrientes de izquierda asumieron la transformación mediante el uso de las armas. En las elecciones de 1998, llega al poder una corriente surgida de las entrañas del ejército venezolano, de clara inspiración bolivariana, que con el paso del tiempo se inclinó por el socialismo, al que llamó Socialismo del Siglo XXI. En este país, se constituyó en un hecho histórico, debido a que una corriente militar revolucionaria optó por la vía pacífica para construir su proyecto político. Lo anterior, trastocó todo en Latinoamérica. ¿Cómo que un grupo venido del ejército tomaba el poder por la vía electoral? Pues así ocurrió, inédito.

Pero Bolivia y Evo Morales, como ya lo hemos expuesto tienen algo especial con respecto a su triunfo de 2005: igual que en Venezuela, ocurrió una transformación que cambió todo en el país. No sólo cambio el orden jurídico, la constitución, en 2009. La transformación hizo crujir toda la antigua estructura creada por la revolución nacionalista de 1952 y el pacto político de los partidos dominante establecido en la década de los años ochenta para implantar un modelo de economía neoliberal, como ocurrió en toda Latinoamérica y el Caribe. La transformación llegó al orden económico, político, social y cultural de la nación que surgió de la espada del Libertador de América, Simón Bolivar y el mariscal Antonio José Sucre. Aquí, iremos abordando estos aspectos, e iniciaremos por la población indígena.

La población en Bolivia (los indígenas), se convierten en un poder social y político con el triunfo de Evo. Guardando las diferencias de tiempo y núcleo social, el triunfo de Evo Morales es algo inédito y tal vez se pueda comparar únicamente con el triunfo de la revolución haitiana allá en el siglo XVIII, cuando la mayoría negra tomó el poder ejercido hasta entonces por los blancos. Como es sabido, una tercera parte de la isla La Española, invadida por Colón, fue cedida a Francia después de los acuerdos de Ryswick. Hasta antes de la Revolución haitiana, en el contexto de la Revolución Francesa que inició en 1789, Haití era una isla próspera que satisfacía la mitad de la demanda de azúcar de Europa. La población negra que era la mayoría de la población en Haití, hizo una revolución. Este movimiento abolió la esclavitud.

En la actualidad, en Latinoamérica y el Caribe, se advierte (en los procesos que aquí analizamos: la revolución pacífica venezolana, boliviana, ecuatoriana y mexicana, en el marco del surgimiento de un nuevo orden mundial) es que se ha dejado de lado la idea de abolir la moderna esclavitud, que es la esclavitud asalariada, por la vía armada y construir sociedades de corte socialista o comunista, eliminando la propiedad privada. Lo que observamos en las revoluciones pacíficas que iniciaron al finalizar el siglo XX, es que se busca eliminar la esclavitud que significa la pobreza o, mejor dicho, el empobrecimiento histórico de la población indígena pero también mestiza, así como la ampliación de las libertades políticas y sociales, incluidos nuevos núcleos de la sociedad que en el pasado permanecieron invisibilizados.

En Bolivia, la población conquistada y que sigue siendo la mayoría de la población hizo una revolución pacífica en 2005 y llevó a Evo Morales al poder.Los indígenas, principalmente de la etnia Quechúa y Aymara (de un total de 36 grupos reconocidos como indígenas), han sido y fueron en la historia anterior y reciente de Bolivia, un factor determinante en su constitución actual (Ver: Prudencio, Guillermo Guzmán, & Rodríguez-López, Fernando. (2018). Voto étnico en Bolivia. Cohesión, disgregación y clivajes étnicos. Política y gobierno25(1), 65-100). La clave de todo, dice Guzmán, es el surgimiento articulador de una narrativa sustentada en lo indígena que, combinado con la crisis del sistema de partidos tradicionales, como ocurrió en México y en Venezuela, llevó a una rearticulación popular/partidista entre 2002 y 2005, lo que culminó con el triunfo de Evo Morales.

Como ya lo hemos apuntado en anteriores entregas, la creación del Estado boliviana, en 1825, surge de la mano del libertador, pero en un contexto en el que los intereses de criollos y mestizos se convirtieron en los herederos del poder que en el pasado ejerció la corona española. Bajo la promesa de libertad, en los ejércitos del libertador y del mariscal Sucre participó la población negra y esclava, además de núcleos indígenas. El resultado fue la instauración de un gobierno y una entidad republicana, independiente, pero en la que los intereses de criollos y mestizos predominaron. Una parte del territorio de lo que antiguamente era el Perú se constituyó en una nueva nación, lo que ahora es Bolivia y que se conocía y conoce como el “Alto Perú”.

Durante la época de consolidación de la nueva nación, durante el siglo XIX, al igual que ocurrió en México y otras naciones de esta parte del continente, se dio una división entre liberales y conservadores. Estos últimos, vinculados a los intereses del exterior y no solamente de la antigua corona española. En las subregiones se dieron alianzas entre intereses de las oligarquías locales. Chile, movió sus piezas para que finalmente el Perú se dividiera en dos naciones, le interesaba un Perú débil. No es extraña la posición que tuvo el actual presidente de Chile, Gabriel Boric, ante el golpe de Estado en contra de Pedro Castillo, apoyando a la presidenta golpista Dina Boluarte. El pensamiento de los muertos sigue dominando a los vivos.

Finalmente, en la Guerra del Pacífico, Chile le arrebató a lo que hoy es Bolivia una porción de su territorio. A los conservadores se les asocia con la élite chilena. Asimismo, se les vincula con políticas orientadas a expropiar a las comunidades indígenas de sus tierras, con el fin de privatizarlas, como ocurrió en México durante la Reforma. Lo anterior, llevó a una alianza en el pasado entre liberales y comunidades indígenas, en aquel tiempo encabezadas por Pablo Zárate Willka quien se alió con el gobierno y el partido liberal boliviano de aquellos tiempos (Ver: Mendieta Parada, Pilar. (2019). Por órdenes del Papa Santo de Roma: la «Proclama de Caracollo» de Pablo Zárate Willka (1899). Revista Ciencia y Cultura23(42), 141-164.).

La revolución nacionalista de 1952, encabezada por el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) que nacionalizó la industria minera con el apoyo de la poderosa Central Obrera Boliviana (COB), se sustentó en un discurso mestizo. Lo indígena quedó integrado en un discurso campesino que, como resulta evidente, invisibilizaba lo indígena. Desde aquella época se ideó un discurso en el que a lo indígena se le negaba una existencia propia en una supuesta constitución de una nación boliviana, pero mestiza. A los indígenas se les confundió con campesinos. Lo mismo ocurrió en otras naciones, incluido nuestro México. El concepto de campesino tiene un origen en la cultura occidental y en la propiedad de la tierra. En tanto que los indígenas son los habitantes originarios de nuestro continente y propietarios legítimos e históricos de un territorio común.El proyecto de la revolución nacionalista de 1952 cedió ante el neoliberalismo de los ocheta.

Guzmán, describe el sistema de partidos tradicionales, hasta antes de Evo Morales, dominado por la oligarquía mestiza, de la siguiente manera:

“Los partidos políticos de la primera etapa de la democracia moderna boliviana, principalmente el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), la Acción Democrática Nacionalista (ADN) y, en menor medida, Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y Conciencia de Patria (Condepa), gobernaron Bolivia desde poco después de la restauración de la democracia (1982) hasta el ascenso al poder del MAS de Evo Morales en 2006. Durante este periodo, la característica más relevante fue la forma de estructuración de los diversos gobiernos que, en ausencia de mayorías absolutas en ninguna de las elecciones, recurrieron a múltiples coaliciones partidarias a fin de generar gobernabilidad. Esto se produjo de acuerdo con el diseño del sistema electoral entonces vigente -presidencialismo parlamentario-, caracterizado por tener una única vuelta de comicios electorales en los que se elegían parlamentarios que, a su vez, elegían al presidente en el Congreso de la República”.

Este modelo terminó por convertirse en una estructura que naturalizó el interés de los grupos por encima de la sociedad: se separó de los intereses de las grandes masas indígenas y de mestizos pobres de las ciudades. (Continuará).

raizarraraz@gmail.com

Carlos H.


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