
Por Rafael Alfaro Izarraraz
El Caribe y Latinoamérica se puede convertir, de ser un escenario considerado como un “patio trasero” por parte de EU, en su cementerio y definitiva caída.
No existe ni trenes de Aragua ni Cartel de los Soles. Todo es un invento de Trump y su gobierno con el fin de justificar una invasión a Venezuela y Colombia. Tampoco lanchas que llevan droga a los Estados Unidos. Las lanchas no podrían llegar a las costas de Estados Unidos con unos treinta o cuarenta litros de gasolina, es un absoluto invento absurdo. De Venezuela ya la misma ONU ha dicho que esta nación no produce drogas y ni las lleva al territorio estadounidense. Y Petro no es ningún líder de narcotraficantes ni Maduro lidera a los “Soles”.
El dominio que tiene EU sobre los medios de comunicación en el mundo y en su país, ha servido para fabricar mentiras y mentirle a su pueblo. Trump, como presidente de un imperio en declive intenta hacerle creer a la población que lo apoya (porque les ha prometido regresar la grandez a EU, que tuvo efímeramente durante la posguerra) que todavía sigue teniendo la fuerza y potencia de siempre cuando ya no es verdad. Pero el intento hasta estos momentos de invadir Venezuela y ahora Colombia, para demostrar que sigue siendo un imperio es una manera de decirle a los siete millones que marcharon en su contra (el domingo pasado) que sigue siendo poderoso y que también puede aplastarlos.
Quiere igualmente posicionarse frente a China y Rusia. Frente a China porque esta nación se ha convertido en la segunda potencia económica de la región y le está disputando el “patio trasero” a EU. Habrá que decirlo, no con tanta arrogancia como el imperio occidental que encabeza EU. Igualmente, le ha querido enviar un mensaje a Xi y a Putin de que sigue siendo una potencia militar en la región y que debe, China, detenerse en Cuba. Este gobierno ha empezado a seguir el modelo chino, de abrir su mercado con una estructura de gobierno y Estado similar al chino, según lo anunció recientemente Díaz Canel, su presidente.
Putín, según información del portal de Ariel Umpiérrez (historiador y economista) le dijo a Trump que no se reuniría con él en Hungría como tenían medianamente pactado para finales de mes porque EU hasta ese momento quería inmiscuirse en la guerra contra Rusia. Que no aceptaría la paz que le proponía, es decir, una paz en la que Rusia no tuviera la garantía de que Ucrania se alejaría de la idea de pertenecer a la OTAN y de significar una amenaza militar para Rusia.Además, de que a la amenaza de EU de enviar misiles Tomahawk a Ucrania contra Rusia, representaba un cambio en la guerra.
Rusia respondería con misiles subsónicos.Se trata de misiles que pueden permanecer en el espacio sin ser detectados y que pueden ser programados para recibir la orden de descargar su potencial militar en el momento en que así lo decida el gobierno ruso. Lo anterior, ante la duda de que los Tomahawk puedan llevar carga nuclear en el momento de ser lanzados y que de llevarla y ser dirigidos hacia Rusia serían contestados por los subsónicos y lanzados contra quien los compre y la nación que se los entregue a los ucranianos. Es decir, hipotéticamente contra gobiernos europeos y EU. Trump, se quedó más que frío.
Quiere evitar a chinos y rusos en la región de Latinoamérica y el Caribe. Aunque mañana puede cambiar de opinión, como suele ocurrir, ha desplegado fuerzas militares en el Caribe contra Venezuela y ahora Colombia. El Caribe y Latinoamérica se ha convertido en un escenario en el que la caída del imperio estadounidense se puede producir. El apresuramiento de Trump, utilizar la falsa narrativa del narcotráfico que está al descubierto lo hace una fuerza débil y sin autoridad moral en el mundo y en los mismos EU.
Su ejército, sabe que está mintiendo y su pueblo acostumbrado a mirar las guerras a distancias no le va gustar el poder atacado desde el Caribe o Latinoamérica. No será fácil. Trump. Poco a poco el pueblo de EU se ha dado cuenta que Trump representa a las mismas poderosas élites que han dominado a EU y que la idea de regresar la grandeza a América fue un truco para llegar al poder. Le prometió a sus electores que EU se retiraría de las guerras en otros lugares para concentrarse en EU. Una invasión en su “patrio trasero” le costaría caro a Trump, además con mentiras.
Para ello inventa una narrativa para justificar invadir y apropiarse del petróleo y la minería de oro de Venezuela y mantener a Colombia como una nación al servicio de los intereses militares de EU en Latinoamérica y el Caribe, pero que también posee reservas petroleras. Por lo que mantener a EU fuera de Venezuela y Colombia es un primer acto que debería ser prioritario porque la invasión a estas dos naciones puede extenderse hacia otras como México. Una invasión exitosa de parte de EU puede ser la antesala de una invasión a otras naciones.
De ninguna manera será un paseo para EU porque, aunque es asimétrica la relación de fuerzas militares, en las guerras de invasión no siempre el más potente militarmente es el que gana la partida. Lo anterior, claro, independientemente del resultado inmediato, infelizmente a costa del dolor de invasores e invadidos. EU no va salir victorioso de una invasión a Venezuela y Colombia a pesar de las ventajas militares que pueda poseer y que (comentarios que me han hecho) harían papilla a estas dos naciones si EU se lo propone.
No es tan sencillo invadir Latinoamérica y el Caribe y menos a México. EU no ha salido victorioso de las últimas guerras que ha emprendido desde la década de los años sesenta cuando fue derrotado en Vietnam. No va salir victorioso de la región, no únicamente porque ahora existen los BRICS que van a proteger sus intereses en la región sino porque invadir Venezuela y Colombia o eventualmente extenderse hacia México significa enfrentar a una región que guarda un tipo especial de si no de odio si de rechazo a la presencia de EU en este lugar.
EU tratará de invadir Venezuela para dejar en el poder a la “nobel” Corina Machado en lugar de Maduro. Si Milei está a punto de perder la elección en Argentina, Machado ya ha dicho que de llegar al poder de inmediato estaría aplicando la entrega del petróleo a empresas estadounidenses, es decir, la aplicación de la motosierra ya está preparada. Es imposible pensar que esta mujer pueda concitar la unidad del pueblo venezolano que ha vivido la experiencia de una revolución pacífica y que, a pesar del bloque de EU y el robo del oro y su industria de refinación y distribución de una red de gasolinerías en EU, ha podido sobrevivir.
En el caso de Colombia, que cuenta con seis bases militares de EU en su territorio, la verdad es que EU no tiene cara para reclamar al gobierno de Petro la creciente actividad de los grupos de narcotraficantes en el país y que constituyen una de las principales fuentes de envío de drogas a territorio estadounidense. Durante 15 años duró el Plan Colombia (2000-2015) en donde las fuerzas militares de EU se hicieron cargo de combatir al narcotráfico en ese país. En realidad, su guerra fue para controlarlo, los narcotraficantes colombianos siguen siendo tan fuertes como antes.
El gobierno mexicano que encabeza la presidente Sheinbaum ha sabido manejarse en el marco de las relaciones con EU. Aquí es otro punto a tomar en consideración. Una invasión a México desataría una guerra poco experimentada en los tiempos modernos: se trata de una nación como México que tiene una parte de sus habitantes, 40 millones, habitando en EU. A los compatriotas que viven en EU no les va gustar que se invada su país. Tendríamos una guerra pero México contaría con dos fuerzas, una de ellas en las entrañas del imperio.
A nadie conviene una guerra, Trump está a tiempo de detenerla.
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