
- Mejor la integración económica con el modelo europeo.
- Debemos estar conscientes de las desventajas de la firma del segundo Tratado de Libre Comercio México – Estados Unidos de América – Canadá.
Joaquín H. Vela González.
Ante la firma del segundo Tratado de Libre Comercio México – Estados Unidos de América – Canadá, T-MEC, debemos estar conscientes de las desventajas que la firma de un tratado así con el presidente de EUA Donald Trump implica:
- El gobierno de Trump no es partidario de la firma de un tratado equitativo y legal. Tiene la tendencia de cargar los dados, y de hacer que EUA tenga más ventajas para vender y para dejar de comprar a México. Y en la presente coyuntura las expectativas no son positivas, pues la alevosía y la actitud abusiva de Trump han empeorado.
- Desde el original Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, de 1994, la redacción ha tenido la característica de privilegiar a los intereses Estados Unidos de América, EUA. Solo es un documento que señala reglas para el intercambio de mercancías y capitales, que nunca incluyó en éste medidas para el desarrollo de las naciones que lo firmaron. Y por supuesto, no planteó una alianza industrial y de negocios comunes (como ahora Lula y Claudia lo están discutiendo). Solo se trataba de vender a México lo que EUA no pudo vender a China ni a su mercado interno (controlado por ésta) y, de comprarnos recursos naturales muy baratos.
- A pesar de que el mercado mundial lo conforman 3 mercados: El de mercancías; el de capitales y el de fuerza de trabajo, este último se excluyó del tratado. En las firmas posteriores, la delegación mexicana, encargada de hacer los acuerdos, no incluyó a representantes de las y los trabajadores de México. Fueron los sindicatos canadienses y estadounidenses los que propusieron modificaciones a nuestra legislación laboral, pues consideraban que los bajos salarios mexicanos eran una competencia desleal.
- Los principales beneficiarios del tratado son los capitales extranjeros instalados en nuestro país, los que están integrados a las cadenas mundiales de valor. Esto se puede comprobar al revisar la lista de las principales empresas que realizaron intercambios comerciales. Prácticamente ninguna empresa mexicana figura en ellas. Por otra parte, las maquiladoras mexicanas de exportación no tienen el 100% de insumos y de componentes nacionales, y sus proveedoras son de capital de EUA.
- Esta es una de las diversas razones por las que Trump no está del todo interesado en la renovación de su firma. Pretende que esos capitales regresen a territorio de EUA, y generen empleo allá. Esto es ingenuo, porque estos capitales aquí obtienen ganancias extraordinarias en razón de nuestros bajos salarios; de los apoyos en infraestructura, y; de algunos beneficios fiscales. 7. En cambio, el modelo de integración económica de la Unión Europea contemplaba desde 1994: El apoyo a sus países más atrasados para homologarles con el resto; y el libre tránsito de sus habitantes, o sea, la libre movilidad de las y los trabajadores, con el propósito de apoyar el desarrollo de sus países integrantes, a diferencia de nuestro tratado de ese año, que nos dejó muy desprotegidos y hasta castigados, en pleno auge del cruel modelo neoliberal. El TLCAN era totalmente opuesto desde su origen a la equidad europea.
- La certeza de firma del nuevo T-MEC no está asegurada, pero aunque éste renovara su firma, los intereses de las pequeñas y medianas empresas mexicanas tendrían un contenido muy precario, y no creemos que tal acuerdo genere empleos calificados y bien pagados en nuestro país.
Obtendríamos mejores resultados si dejamos de comprar a EUA alimentos y productos agrícolas, para así reactivar al campo mexicano y dejar de generar inmigrantes hacia esos campos productores de EUA (con dumping-subsidio doble), y nos conviene más dejar de vender tan barato a EUA los productos del mar, el oro, la plata, el litio, el petróleo crudo y el gas.
Nuestro país debe enfocarse a desarrollar y fortalecer un plan de desarrollo nacional. Es por esa vía cómo lograríamos nuestra independencia económica.
velagj@economia.unam.mx