Atletas por jornaleros EU Reemplazó en 1965 a Trabajadores Migrantes por Estudiantes. Todo fue en Desastre - Lacallelibre

MIGRANTES 1
  • En el verano de 1965 miles de adolescentes de secundaria estadounidenses tuvieron que cosechar
    pepinos, melones, fresas y zanahorias después de que el Congreso de EU cerrara la puerta a
    millones de trabajadores migrantes de México. El resultado fue un desastre, uno que es narrado en
    The Washington Post.

Ciudad de México, 3 de agosto (SinEmbargo).– “Los cultivos se están pudriendo, y se están
pudriendo debido a una verdadera escasez de mano de obra, a pesar de todos los esfuerzos de los
agricultores responsables por reclutar y mantener una fuerza laboral nacional”. Con esas palabras
OW Fillerup, vicepresidente ejecutivo del Consejo de Agricultores de California, describió a
Associated Press el escenario que vivía Estados Unidos no en este 2025, sino en mayo de 1965
cuando el Gobierno de ese país acabó con el programa bracero para sustituir a los jornaleros
migrantes por estudiantes de secundaria.
“Pero todo el programa fue un desastre”, describe The Washington Post esta semana en un artículo
de la periodista Petula Dvorak. “Estuvo pésimo”, dijo al diario Roy McNutt, quien tenía 17 años
cuando pasó un verano recogiendo pepinillos. McNutt, que ahora tiene 77 años, se unió en el verano
de 1965 a miles de adolescentes de secundaria que tuvieron que cosechar pepinos, melones, fresas y
zanahorias después de que el Congreso de EU cerrara la puerta a millones de trabajadores migrantes
de México que cruzaban la frontera para llevar esos alimentos a las mesas de los estadounidenses.
Los legisladores permitieron que llegara el fin del programa de Trabajo Agrícola Mexicano se creó
en 1942 para abordar la escasez de mano de obra en EU durante la Segunda Guerra Mundial. El
plan fue conocido como programa bracero y estaba previsto que expirara en 1964, como al final
ocurrió.
El Post destaca que en EU estaban convencidos de que los trabajadores estadounidenses que estaban
desempleados ocuparían los puestos que habían dejado los migrantes mexicanos. Eso no ocurrió y
los productos no cosechados comenzaron a pudrirse.
Fue entonces que el Departamento de Trabajo de EU ideó un plan: que miles de atletas se
inscribieran al programa "Únete al Equipo A" (Atletas en Empleo Temporal como Mano de Obra
Agrícola). Para ello, relata Petula Dvorak en The Washington Post, se compartieron volantes en las
escuelas con la leyenda “¡El trabajo agrícola forma hombres!”; además se instó a los entrenadores a
convertirse en supervisores de campo “y a conectar con los jugadores, quienes sin duda se
fortalecerían y disciplinarían trabajando bajo el sol abrasador”.
Uno de los folletos de reclutamiento. Foto: Departamento de Trabajo de EU.
Un artículo del periódico local de McNutt, News-Sun de Springfield, Ohio, decía que su grupo
estaría en los campos de pepinos de Heinz. Al final, el grupo abandonó la granja en Michigan
después de sólo una semana. “El trabajo era lento y los productores rápidamente se quejaron de que
los pepinos crecían más rápido de lo que los niños podían recogerlos y se volvían demasiado
grandes para encurtirlos”, destaca el Post. Hank Keytylo llegó a decir en ese entonces al Detroit

Free Press: “Tengo un montón de basura”, señalando un cargamento de su huerto de pepinos de 20
acres. "Me dan 50 dólares por todo el camión. Cualquier otro año, me daban 150 por un camión".
A eso se sumó otro factor. Los jóvenes no pudieron con las condiciones de vida y el trabajo
agotador en los campos. Desde Michigan hasta Texas y California, todos se quejaban. “Les daban
comida no apta para el consumo humano”, se quejó el demócrata Teno Roncalio, representante por
Wyoming, sobre los miembros del Equipo A de su estado que fueron enviados a Salinas, California.
El Post recuerda que en un discurso ante la Cámara de Representantes el 29 de junio de 1965, dijo
que “vivían en camas sucias de chinches”.
Al escucharlo quejarse, el representante Jeffery Cohelan (demócrata por California), aprovechó la
denuncia para señalar que esas mismas condiciones eran las mismas que él y otras personas habían
señalado durante años. “Al denunciar estas condiciones como inaceptables para los trabajadores
estadounidenses, Roncalio no reconoció que los braceros habían soportado estas mismas
condiciones desde 1942”, escribió Lori Flores, profesora asociada de historia en la Universidad de
Columbia en Grounds for Dreaming, su libro sobre los trabajadores e inmigrantes mexicanos en el
movimiento de trabajadores agrícolas de California.
“El programa prometía buen sueldo, buena comida y buenas condiciones de alojamiento. Pero la
primera comida que les sirvieron fue lengua hervida, algo que muchos no estaban acostumbrados a
comer. Las literas eran de metal duro”, relata Petula Dvorak en el Post.
Más de la mitad de los chicos abandonaron el programa. Solo un equipo de preparatoria —los
chicos de Cresco, Iowa— terminó con los 31 chicos que empezaron, según informó AP en el otoño
de 1965. “Los chicos estaban horrorizados por la comida y las condiciones de vida. Algunos
consiguieron leche tras exigir más nutrición. Un chico de Utah, Ed Carlson, contó que su cafetería
se alborotó después de que todos tiraran sus bandejas llenas de bazofia. En algunos casos, los
agricultores acabaron pagando la cuenta en las cafeterías locales, que servían la única comida
sabrosa en kilómetros a la redonda”, escribe Dvorak.
Los agricultores, indica el texto, se quejaron además de cómo melones y fresas volaban por guerras
de comida en los campos. Muchos de los entonces muchachos dijeron a su vez que nunca les habían
pagado. “Ni un centavo”, dijo McNutt, el recolector de pepinillos. Tras la renuncia de la mayoría de
los chicos de Wichita, uno de los jefes se mostró cauto respecto al programa. Dijo que parte del
fracaso residía en subestimar el trabajo de los braceros.

Carlos H.