La IV Guerra y la Psicopatología del Poder - Lacallelibre

ALFARO 2

Secreto a Voces

 

Por Rafael Alfaro Izarraraz

Netanyahu, el primer ministro israelí, es la figura visible del Estado de Israel, pero también, entre otras, empleado de la comunidad judía que reside en las principales naciones que han, durante más de 500 años, dirigido (junto a las élites europeas y estadounidenses) lo que los europeos e inglesesbautizaron como occidente y, dicen ellos, representa un proyecto civilizatorio universal y que contempla a toda la humanidad. Pues bien, este “modelo civilizatorio” que resuelve sus controversias de momento por el aire y con bombas que son el preámbulo de que después le seguirán las atómicas, capaces de destruir a todo lo vivo, en este momento está con las uñas, en realidad, defendiendo no un proyecto civilizatorio sino el continuar subyugando a la humanidad.

A los psicópatas del poderse les puede distinguir por un rasgo: en todo momento crean una narrativa o discurso psicopatapolítico (de la patología del poder) que defiende sus posiciones logradas sobre la humanidad presentándolas como éxitos de todos incluidos aquellos alos que ellos quieren mantener engañados: los pueblos subyugados por occidente. Ocultan que, detrás de los ataques de Israel sobre Irán está un interés no visible a primera vista: meter al presidente de los EU, Donald Trump (psicópata nacionalista y antiglobalista) a la guerra contra Rusia y China y los BRICS que le disputan a occidente (elites judías, genovesa/europeas, británicas y estadounidenses, principalmente) la hegemonía en el mundo.

Dicen expertos que la Tercera Guerra mundial ya inició con la guerra ruso-ucraniana. Con humildad creo que no ha iniciado la Tercera Guerra mundial sino la Cuarta. La Primera Guerra mundial fue la iniciada por los pueblos europeos contra los territorios descubiertos en América, allá en 1492 y la continuaron en África y Asia. No está contemplada como guerra porque ellos escribieron la historia de los vencedores. Esa fue una guerra que occidente ha tratado de eliminar de la historia mundial que ha escrito y divulgado para consumo de los pueblos que fueron subyugados. La Cuarta Guerra mundial tiene como característica la disputa entre occidente y oriente por el dominio de la humanidad que, efectivamente, inició con la guerra ruso-ucraniana que en realidad es una guerra del occidente contra el oriente.

Para justificar la guerra la psicopatología del poder ha tenido que crear una narrativa para consumo de los pueblos del mundo, en la que crea ejes del bien y del mal en su propio provecho. Los malos son los que tienen bombas nucleares y representan un peligro para la humanidad (léase las élites de occidente y de EU). Pero occidente y sus aliados, como Israel y el mismo EU, que poseen una de las mayores reservas de bombas nucleares, no pueden pertenecer a ese eje porque ellos lo crearon y no se van a autoinculpar, pues el discurso es de la misma hechura de la psicopatología del poder: engañar a los pueblos subyugados por occidente y difundido por los medios tradicionales y ahora los controlados por empresarios dueños de las redes a quienes el mismo Estado del vecino del norte ha procreado.Lo anterior, a pesar de que son los únicos que se han atrevido a utilizarlas en contra del pueblo japonés, como ocurrió con el las ciudades de Nagasaki (la Fat Man) y Hiroshima (la Little Boy). Vean la traducción del significado de las bombas de estos psicópatas del poder: “Hombre Gordo” y “Niño Pequeño”.

La psicopatología del poder occidental tiene una matriz o una raíz. La globalización tiene como sustento la financiarización de la vida planetaria dominada por occidente e impuesta en contra de toda la lógica del sentido común acerca de cómo funciona el capitalismo que tiene como principio la producción industrial (la generación de plusvalía) y no el traslado del dinero de unas manos a otras sin tocar la producción. En este caso, ese dinero, tuvo como origen los fondos de las pensiones de los trabajadores del mundo que fueron a parar a “Fondos de Inversión” o conglomerados financieros dominados por las élites judías, veneciano/europeas, londinenses y estadounidenses y que transformaron las pensiones en fondos multimillonarios de dólares que pululan por el mundo extrayendo la riqueza de los pueblos en inversiones no productivas.

Las élites judío-occidentales, en su lógica de la psicopatolgía del poder, a través del poder que ejercen sobre mujeres y hombres de ciencia, han divulgado la idea de que nos encontramos ya ante una sociedad postcapitalista, que el capitalismo ya no existe como si occidente fuera el todo. Lo real, dicen, es la sociedad de la información, de la cultura, de las ideas, porque, efectivamente, las antiguas élites dieron un salto y se han colocado como las detentadoras de las redes e Inteligencia Artificial yla ecología del poder (que promueve la ONU). Estas tecnologías y la ecología del poder, sustituyeron discursivamente, como antes de los medios de producción de la sociedad industrial, las fábricas.

La industria, además de la guerra, la lengua, la cultura y la posición de un territorio, fue la base de la creación de las naciones y sustento del modelo occidental cobijado bajo la macro ideología del progreso ha sido desplazado por la idea de las generaciones de “nativos digitales” y la ecología del poder o imperialismo verde como ideología del poder. No es que el planeta no tenga problemas ambientales, pero los quieren resolver al modo de los que mandan y no de los intereses verdaderos de la madre tierra.

Las élites occidentales no son homogéneas y han resultado divisiones y disputas en su interior porque quieren defender sus intereses que se reflejan en los discursos de quienes han puesto en los gobiernos y que son los que aparentemente mandan, dice Ariel Umpiérrerz.  Mandaron la industria hacia Asia como lo habían hecho durante la posguerra: industrializaron algunas naciones latinoamericanas, pero controlando el poder que existía en esas naciones.El petróleo lo quisieron sustituir por la energía proveniente de otras fuentes utilizando el discurso de la ecología del poder y el imperialismo verde. Ese laboratorio previo al experimento que quisieron llevar en Asia, les había resultado bien en Latinaomeríca, en general. Pero China e India no son Latinoamérica y junto a otras naciones ahora le disputan a occidente el poder, situación que los empleados de los que mandan no pudieron prever, como Kissinger.

Los que mandan: judíos, la Iglesia católica,la nobleza negra veneciana y una fracción de las élites estadounidenses (Jorge Guerra, Umpiérrez, Jaife y Daniel Estulin), que controlaron el modelo financierista globalizador de pronto se encontraron con que China y Rusia les disputan la hegemonía del mundo. Algunos analistas incluyen a los liberales rusos, como Vladimir Putin, como parte de los que guardan reverencia ante los que mandan en el mundo, pero habrá que analizar aún más su comportamiento. Lo cierto es que hoy promueven los BRICS. Estas élites que mandan no quieren ni desean nada que tenga que ver con el modelo de los BRICS en cuyo escenario las megafortunas y capitales globales no tienen cabida ante el poder de Estados poderosos, por lo menos de la misma manera en que en occidente donde ellos controlan a la población y a quienes controlan los Estados, en general.

Los que mandan iniciaron una guerra para dividir a China y Rusia con el fin de enfrentarlos a cada quien por su lado. El pueblo ucraniano está siendo sacrificado ante los rusos por los que mandan. Después irían sobre China, en esa lógica. Resulta que, al interior del Partido Republicano, surgió una corriente que se impuso por lo menos hasta el momento en su interior y que se sostiene en un antiguo nacionalismo que tiene como principio de acción en volver a convertir a EU en una nación “grande”. Es decir, regresar la industria a EU y volver a convertir a los vecinos en la gran fábrica del mundo como en el pasado y todavía en la posguerra así ocurría. Trump, pertenece a esta corriente y para recuperar la “grandeza de EU” eligió una estrategia parecida a los que mandan, pero bajo la lógica del imperialismo mafioso.

Parar la guerra que habían iniciado “los que mandan” y de esa manera mantener una alianza con Rusia para luego enfrentar a China, pero quedándose con las tierras raras ucranianas. La estrategia le ha salió hasta ahora porque los rusos tienen un compromiso con los BRICS y China hasta el momento. Pero sobre todo los que mandan, que radican en Londres (Umpiérrez y Estulin) han seguido apoyando a Ucrania para mantener la guerra con Rusia a pesar de Trump o contra él. Su esfuerzo ahora se centra en tratar de incorporar a EU a la guerra contra Irán y Rusia para luego ir contra China, la India, Asia y el resto del mundo.

La estrategia ahora reside en utilizar al sicópata que gobierna Israel, Netanyahu. Este último, que tiene cuentas pendientes con la justicia de su propio país ha iniciado una guerra con Irán e intentar comprometer a EU con esa guerra que es la continuación de la de Ucrania, pero ahora contra Irán, como pare de la Cuarta Guerra Mundial. Trump, de momento, ha reaccionado con inteligencia y prudencia, si a eso se le pude llamar de esa manera cuando atenta contra una nación independiente. Ha lanzado bombas sobre instalaciones nucleares iraníes. Ha dicho que evaluará el éxito de sus bombas en tanto los iraníes descalifican su éxito. Quedará Trump atrapado en la trampa israelí…

La Cuarta Guerra mundial está en marcha y los pueblos que resultaron subyugados en el pasado por los resultados de las otras tres guerras no puede permitir los mismos resultados.

raizarraraz@gmail.com

Carlos H.