Cuentas y Cuentos… ¿Qué son y Para qué Sirven los Aranceles?

VELA

Por Joaquín H Vela González.

“Aranceles” es la denominación que se utiliza para los impuestos que se aplican al comercio exterior. Son uno de los instrumentos con los que cuentan las naciones para ayudar a promover y defender su crecimiento y su desarrollo económico.

La idea es proteger a tu mercado interno, o sea, que las compras nacionales sean hacia la producción nacional y no hacia la competencia extranjera, para lo cual aplicas impuestos (aranceles) altos para que no entren productos extranjeros a quedarse con el dinero de las y los consumidores de tu propio país.

A esta política se le denomina proteccionismo, porque estás protegiendo a tus productores nacionales. Porque seguramente estás buscando, cómo gobierno, consolidar la estructura nacional de tu producción, incluso a costa de tus consumidores nacionales, quienes eventualmente se podrían ver beneficiados con los precios más bajos de los productos externos.

Alemania, durante su despegue económico en la segunda mitad del siglo XIX, fue altamente proteccionista bajo la dirección política de Otto Von Bismarck, el llamado el  Canciller de Hierro, quien unificó las 54 provincias dispersas y autónomas de lo que hoy conforma la Alemania. Bajo una férrea dirección económica de Federico List, se desarrolló aceleradamente en lo que se conoció como el Capitalismo Tardío Alemán.

Después de la segunda guerra mundial, México, tomando como modelo la experiencia alemana, estableció el modelo de una economía cerrada, y con el establecimiento de aranceles intentó ayudar a desarrollar su economía, y resultó que fue cuando la economía mexicana más creció y se desarrolló con el llamado milagro mexicano de los años sesenta y setentas del siglo pasado.

A estas economías  que imponen aranceles y que establecen la política de proteger a su industria nacional a toda costa, se les denomina como economías cerradas, y que se supone que es lo que está intentando hacer Trump.

La estrategia de Trump es contraria a la de economía abierta, la de libre mercado y de promoción comercial global, política que impuso Estados Unidos desde que es hegemónico, al finalizar la segunda guerra mundial. Imponer aranceles actualmente es un giro de 180 grados en la política de este país.

Para México, que realiza más del 80 % de su comercio exterior con EE UU, ante la imposición de estos aranceles, trastoca a fondo a nuestras relaciones comerciales y a nuestros ingresos corrientes, y crea una interrogante sobre cuál sería la dinámica del futuro en nuestros intercambios.

La preocupación de Trump es que la balanza comercial del comercio entre México y su país marca un superávit creciente entre nuestras economías. Es decir, nos compran más que lo que nosotros les compramos a ellos. La tendencia muestra que así continuará y eso le preocupa mucho. La solución interna sería que aumentaran el volumen de su producción y que produjeran sus artículos más baratos, es decir, que aumentarán la productividad en la industrias automotriz y electrónica, por ejemplo. Porqué, aunque los productos mexicanos de esas ramas, es decir automóviles y pantallas, mantienen la misma calidad exigida por las normas internacionales, al ser armados en México abaratan su valor por los bajos salarios con los que son producidos, y los hacen más competitivos que los producidos en el país del norte con toda y su mayor tecnología.

Eso es lo que quiere combatir Trump, por eso les intenta imponer los mentados aranceles, con lo cual encarece en 25% al producto armado en México y los saca artificialmente de la competencia.

Sin embargo, los efectos secundarios de sus medidas van a terminar siendo más contraproducentes para su propio país, que lo que intenta resolver, porque generará una mayor inflación interna en EUA, y una afectación al poder adquisitivo de su población, pues va a ser la población estadounidense la que terminen pagando el sobreprecio (arancel) que se cobró, o lo peor, tampoco comprara a productores estadounidenses sino a China.

A estas alturas, Intentar corregir a las desviaciones estructurales de EUA, como son los déficits crecientes entre nuestras economías, solo los va a resolver con un proyecto de corrección de largo plazo a su estructura industrial.

Los que tienen claro el proceso son muchos extranjeros, principalmente estadounidenses, que han venido a México a instalar a sus plantas de ensamblaje, porque con ello están aumentando la productividad, es decir, la fuerza de trabajo mexicana les genera mayor valor agregado, más productos y más baratos.

Un acuerdo integral entre ambas naciones para aumentar  la productividad del trabajo, entre estas dos economías, sería recomendable y no con medidas compulsivas, autoritarias e impuestas sin sentido como lo pretende Trump, quien no tiene idea de la ciencia económica.

Ojalá algún día lo entiendan en el gobierno de EUA, y entonces sí pondrán a temblar a sus competidores. Y México podría desarrollar su proyecto nacional sin sabotajes de su propio vecino .

velagj@economia.unam.com

Carlos H.


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