Por Joaquín H. Vela González.
Según la Asociación de Academias de la Lengua Española, ASALE, Gandalla es: “La Persona que, de manera artera, se aprovecha de algo o de alguien o se apropia de algo”. En el caso de la actitud asumida por Donald Trump, es un gandalla, y lo ha sido a lo largo de su vida personal y profesional, lo cual le ha permitido amasar la fortuna que posee. En la actualidad, aprovechando el cargo de presidente de la nación más poderosa del mundo, se agandalla económicamente, y hace trampas a favor de EUA. Su sed de poder y de riqueza parece no tener límites. Y aunque la hegemonía económica de su país va en descenso, su poderío militar le permite abusar y pretender recuperar, por cualquier vía, la hegemonía que están perdiendo.
Su agenda de acciones revela a su pensamiento confuso, e irrespetuoso de los derechos de las y los demás. La arrogancia es su forma de proceder.
En este artículo me limitaré a los dos temas principales de la mencionada agenda de agandalle: migrantes y aranceles.
Históricamente, las y los migrantes son las personas desposeídas, o más bien, las despojadas de sus bienes materiales por los poderosos.
Desde la acumulación originaria del capital, que caracteriza al sistema en el que vivimos, el capitalismo, se desarrolló en los burgos, o zonas urbanas, en donde no había trabajadores disponibles para laborar en las industrias nacientes, por lo cual, los empresarios despojaron a los campesinos de sus tierras, para que una vez despojados, tuvieran que marchar hacía las ciudades en búsqueda de sobrevivencia.
Esta historia se repite, con particularidades en todas las historias recientes, de despojo, de pobreza y de migración en búsqueda de salvar a la vida y a la sobrevivencia material. Persecución, maltrato, abuso y muerte les acompañan. Y ahora, en la versión trumpiana, son los malos de la película. No entender que las personas migrantes son resultado de la enorme maquinaria de explotación del sistema capitalista, y querer seguir abusando de esa situación, es irracional e inhumano.
El capitalismo destruye a la naturaleza de la misma forma en que destruye al trabajador, las dos causas de la riqueza que disfrutan.
La actual burguesía tiene una visión fascista, explotadora e irracional, y no entiende que está destruyendo el soporte real de su confort y su poder. Construye una agenda de acciones que no tiene lógica ni sentido común. Su razonamiento es seguir estirando la liga, con una visión en la que el abuso es lo que la motiva, y en consecuencia, es difícil comprenderla desde una lógica “normal”.
Entienden que tienen perdido el liderazgo económico y buscan de manera desesperada cambiar las reglas del juego para mantener la hegemonía, y para ello se apoyan en lo único que tienen que es su poderío militar.
Por eso se quieren apropiar de las riquezas naturales del Canal de Panamá, de Groenlandia y hasta del Golfo de México, para seguir administrando (y de hecho robando) la riqueza mundial, con un cambio de reglas del juego, que avientan de manera unilateral, y muy arriesgado, pues intentan diseñar un escenario en el que ellos tienen condiciones de seguir imponiendo todo y en el que los demás actores se van a someter pasivamente. La mayor prepotencia y la arrogancia es su mejor arma política para someter a sus contrapartes.
En el tema de los Aranceles, lo obtuso de su razonamiento es mayor. Es no entender que las mercancías para ser reconocidas por el mercado, requieren ser objeto de su venta. Y este procedimiento, cuando se obstruye por obstáculos artificiales como los aranceles unilaterales, acelera a su camino a la crisis.
Marx denomina la venta de las mercancías (realización de las mercancías le llama él), como el salto mortal de todo el proceso productivo. Para superar a esta fase del proceso, se ha desarrollado al crédito, precisamente para poder superar esta complicada etapa. Entonces ¿Qué afán de Donald Trump de buscar poner en riesgo a uno de los mercados más dinámicos en el mundo, que es la cadena de intercambio de productos entre México y los Estados Unidos? Cómo ya había citado en artículo anterior “México es el segundo socio comercial de Estados Unidos y el primer destino de las exportaciones desde California, Arizona y Texas, y es el segundo mercado para otros 20 estados. Aproximadamente seis millones de empleos en Estados Unidos dependen del comercio con México, y cada minuto se comercia cerca de un millón de dólares. La frontera de 3,140 km. que une a México y a Estados Unidos, es la más transitada del mundo. Un millón de personas y trescientos mil vehículos cruzan diariamente esta frontera”. Información del Gobierno de México.
El gobierno mexicano calcula “un costo estimado de 20,475 millones de dólares para cerca de 89 millones de familias en Estados Unidos por el alza de precios, si se concretan los aranceles del 25% que anunció el presidente estadounidense, Donald Trump, a productos mexicanos”.
Finalmente, quiero señalar que muchos de los que comercializan productos desde México son estadounidenses que vienen a producir en nuestro país, como parte de las cadenas mundiales de valor, aprovechando a la mano de obra barata de nuestro país, por lo que también hay estadounidenses que van a resultar afectados con los aranceles de Trump. Y a esos principalmente busca Trump afectar, para que regresen sus capitales al país del norte de modo que, según la visión de Trump, crear allá a los empleos, lo cual no va a suceder porque con los salarios de allá no tendrían las ganancias que obtienen aquí con los bajos salarios que aquí pagan. Además, como colofón, quiero señalar que habrá fuertes inflaciones en ambos países por efecto de los mentados aranceles, lo que impactará con los mayores efectos negativos imaginables. Veremos
velagj@economia.unam.mx