Cuentas y Cuentos… Ferrocarriles y Desarrollo Nacional - Lacallelibre

OPINION vela 2

OR Joaquín H. Vela González

El ferrocarril abarata de forma sustancial los costos de transporte y acelera el desarrollo económico . El traslado tanto de las materias primas a los centros de producción, como de mercancías a los mercados de distribución, que es la columna  vertebral de la organización económica en su conjunto.  Esta modalidad de transporte acelera y facilita el desarrollo de las diversas regiones.  Abordo este tópico, porque he leído opiniones recientes que manifiestan que los ferrocarriles no son negocio.

Que las cuantiosas inversiones en el tren maya y el intento de volver a desarrollar el sistema ferroviario a escala nacional será un fracaso y el capital público que ahí se destine, tardara muchos años en recuperarse; en resumen que no será una buena inversión.

Esas opiniones pesimistas  son como las de varios de los  inversionistas nacionales que apuestan por ganancias inmediatas, que tienen el ejemplo de muchos multimillonarios mexicanos que  hicieron sus fortunas en 20 o 30 años con base en el saqueo y el usar a su favor el aparato estatal neoliberal, en tanto que en los países de desarrollo clásico del capitalismo esas fortunas se conforman en 3 o 4 generaciones. En México no existen visiones de acumulación a largo plazo y no entienden el proceso en su conjunto, y sus  etapas diferenciadas.

Los capitales se deben de reproducir invirtiendo en actividades productivas y generando valor agregado a través del trabajo que es el único que genera riqueza social y no sólo del saqueo y robo de las arcas públicas.

Veamos, el desarrollo industrial en los Estados Unidos y el desarrollo económico europeo, no se pueden entender sin los ferrocarriles. Sin ello hubiera sido prácticamente imposible crear las bases materiales para levantar la estructura que soporta el desarrollo actual y el gigantesco  mercado interno de esa nación. Conectar las regiones, en una geografía que estaba dividida por las Montañas Rocallosas, que se alargan desde Alberta en Canadá, hasta Nuevo México en el sur.

Para el traslado de pasajeros es evidente que la aviación desplazó al ferrocarril, y elevó la productividad de forma geométrica, pero en el transporte de carga el ferrocarril sigue siendo  la columna vertebral del sistema gringo. En el caso europeo, el ferrocarril es más funcional, por las distancias cortas y continúa teniendo una importancia fundamental, no solo en el ámbito industrial, sino también en los servicios, particularmente en el turismo. Europa no se puede concebir sin trenes. Es parte sustancial de su historia y su presente.

Es obvio que cada región  tiene particularidades, pero existe una etapa necesaria conocida como acumulación originaria de capital que es la base del despegue del desarrollo industrial . Afortunadamente en México, en sus inicios de su desarrollo industrial, sí contó con la presencia del ferrocarril. Porfirio Díaz tenía en mente el modelo clásico y promovió la inversión pública para la construcción, primero, del ferrocarril bautizado como “El Mexicano” que corría de México a Veracruz, para cubrir el comercio con el mercado europeo y posteriormente la vía México-Nuevo Laredo para conectar el mercado mexicano con el de Norteamérica. Esas dos rutas eran claves para el desarrollo económico nacional.  En la cabeza de quien realizó su diseño, estaba presente la etapa de la necesaria acumulación originaria del capital y de que era el Estado el que debería desarrollar la infraestructura necesaria para el desarrollo capitalista.

Durante la etapa posrevolucionaria la construcción continuó pero a menor velocidad y ritmo. Producto de que en la conformación de la estructura del partido hegemónico (PRI) existía una fuerza económica que empezó a tener peso político y representaba al emergente transporte carretero,  que presionó para restarle importancia al transporte ferroviario. Este sector gradualmente impuso su fuerza, incluso logró privilegios como la exención de impuestos, y terminó por afectar el desarrollo nacional, que con el ferrocarril hubiera avanzado mejor y más sólido, porque el sistema carretero encareció los costos y frenó el ritmos del desarrollo económico.

Desde el gobierno se aplicó una política de chatarrizar el sistema ferroviario sin inversión y sin mantenimiento, desmantelamiento de la empresa a través de un saqueo brutal, Con un sindicato corrupto que fue el modelo y prototipo del charrismo. Todo ello condujo a la quiebra a la empresa  Ferrocarriles Nacionales de México (Ferronales). Correspondió al tristemente célebre Ernesto Zedillo dar el golpe final a Ferronales y decretó su privatización en 1995, con el argumento de que ya la empresa era prácticamente chatarra y la velocidad promedio de los trenes era de 23 kilómetros por hora. La “vendió” Zedillo y actualmente es miembro del Consejo de Administración de la empresa Norteamérica  (Kansas City Southern)que compró esa chatarra, a la que siguen explotando y sacando jugo. Una muestra más del saqueo y entrega a extranjeros de los recursos nacionales.

Por estas razones les sigue incomodando a los neoliberales el que el Presidente Andres Manuel impulse a nivel nacional el retomar el uso del Ferrocarril. Espero que esta iniciativa se consolide, para benéfico del Proyecto Nacional y de todos los mexicanos y su futuro.

velagj@economia.unam.mx

Carlos H.


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *