Cuentas y Cuentos… Desindustrialización en EdoMex

OPINIÓN vela 2

Por Joaquín Vela

El capitalismo es un mundo de mercancías, decía irónico Marx, miles, millones de mercancías. El glamour del capital, sin embargo para producirlas se requieren muchas condiciones: Inversión  Pública, para construir la infraestructura necesaria para el establecimiento de plantas industriales cada vez con mayor complejidad y volúmenes de capital; también  requiere la existencia de trabajadores, dispuestos a vender su fuerza de trabajo  y por último, el interés de empresarios privados, que vean condiciones para la reproducción de su capital original en el mediano y largo plazo. Es un proceso que requiere la Rectoria del Estado, el cual debe de contar con una política industrial activa.

Gradualmente, se pasa de producir bienes de consumo elementales a producir bienes de capital, maquinaria  y equipo pesado.  Hasta alcanzar un nivel de fortalecimiento, cuando se produzcan máquinas que produzcan máquinas.

En esa dinámica estaba transitando el desarrollo industrial del Estado de México, desde su inicio en los años cincuenta y sesentas,. Se pasó de producir bienes de consumo, catalogados como industria ligera, a dar el salto a la gran industria. Se pasó de la etapa de fabricación de alimentos;  ropa; textiles; papel y productos de nivel elemental, a niveles  de mayor complejidad, como la fabricación de maquinaria, industria química y automotriz.

Los diversos parques industriales de Naucalpan, Tlanepantla, Tultitlan, Toluca, Atlacomulco y zonas aledañas son testigos mudos de estas transformaciones. Estábamos en la ruta de un gran proceso de industrialización. Recuerdo que los Gobernadores en sus discursos señalaban que todas las marcas de automóviles que producían sus unidades en México, tenían una planta en el Estado de México.

En esta fase de auge, y de expansión económica crecía la producción, las inversiones, las ganancias y también los salarios y los trabajadores mejoraban sus condiciones materiales de vida. El crecimiento extensivo e intensivo de esta fase industrial, debió ser acompañado de mejores políticas públicas que regularan el uso del suelo, el cuidado al medio ambiente y una política de encadenamiento, que permitiera que este crecimiento irradiara a muchas de las pequeñas y medianas empresas, que hubieran podido crecer y desarrollarse al parejo de estas grandes empresas en su mejor momento.  La falta de estas políticas industriales de larga visión, fue conduciendo gradualmente al agotamiento de este ciclo largo de expansión, sin lograr haber alcanzado el maximo de los beneficios posibles.

La existencia de procesos productivos contaminantes, sin regulación, sin directrices claras y eficaces, combinados con un abrupto crecimiento  urbano, en estas zonas aledañas a estos   parques industriales y la degradación ambiental, así como ofertas más atractivas de estados cercanos como Querétaro y el Bajío, terminaron por llevarse muchas de las plantas existentes, así como muchas de las nuevas inversiones, que nos hubieran permitido consolidar el proceso industrial en nuestro estado.

La falta de una política industrial activa, con una visión de largo plazo,  que definiera las áreas de desarrollo industrial y  pusiera freno a la excesiva rapiña de ganancias de corto plazo, de los consorcios inmobiliarios, que cancelaron la potencial expansión de las zonas industriales.

Hoy nuestras orgullosas zonas industriales,del poniente del estado, tienen enormes galerones vacíos que  siguen en espera de un “nuevo” proyecto de industrialización “limpia”, que ninguna autoridad ha querido emprender.

Muchas otras han cedido su lugar a hoteles, restaurantes, o pequeños y medianos centros comerciales, que en su gran mayoría venden mercancías importadas y contratan jóvenes con salarios bajos. Por el contrario hay obreros especializados que ya no tienen cabida en esta nueva condición.

La realidad cruda en cifras, nos demuestra, que aparte del bajísimo crecimiento que ha tenido la actividad industrial mexiquense entre 2008 y 2020 que sólo creció un bajísimo 1.5 % en promedio anual, la industria pasó de aportar  29.1 % al Producto Interno Bruto (PIB) de estado en 2008, a solo contribuir con 23.4 % 2020.

Es esto un proceso de desindustrialización o estamos exagerando?

 

Carlos H.


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