Secreto a Voces El Paro de 2002-2003 Contra Chávez (XXIII)

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Por Rafael Alfaro Izarraraz

Desde que se emitió la Constitución de 1999 la oposición a Chávez no descansó (y no descansa ahora) en múltiples intentos por evitar su aplicación debido a que ubicó al Estado como el principal protagonista, se orientó a la nación hacia un proyecto independiente de Consenso de Washington, se contempló a la población tradicionalmente marginada como el principal objetivo de las políticas gubernamentales y retomó el control del Estado sobre el petróleo. Dice Margarita López  (2004). Venezuela 2001-2004: actores y estrategias. Cuadernos del Cendes) que no obstante el proyecto antineoliberal de Chávez, la oposición de reagrupó ganando algunos aliados como resultado de algunos errores políticos de Chávez y, asimismo, al hecho de que algunas medidas políticas no fueron suficientemente explicadas para recibir el respaldo de los segmentos de la sociedad a los que iban dirigidas.

     Como ya lo expusimos, y también lo relata la autora citada, el 11 de abril de 2002 una marcha de la oposición, en el contexto de múltiples marchas opositoras (empresarios, la iglesia, líderes de la central mayoritaria de trabajadores, entre otros, que para estos momentos ya tenían como líder al empresario Pedro Carmona a su representante agrupados en la Coordinación Democrática) y progubernamentales (sectores de la población pobre de Venezuela que apoyaba al gobierno de Chávez), el líder de la Central de Trabajadores de Venezuela, llama a una movilización de la que participan los empresarios agrupados en las Fedecámaras y otros grupos políticos. La marcha apoyada por los medios se transforma en una manifestación por destituir a Chávez. La oposición monta una provocación con disparos de la que resultan muertos y Chávez es depuesto, aunque 48 horas más tarde regresa triunfante al poder. 

    Un general traidor anuncia que Chávez renunció al cargo. El pueblo en una manifestación multitudinaria lo reinstala en el Palacio de Miraflores. Pero, entiende la oposición, que era necesario mantener revolucionado el ambiente político, enrarecerlo continuamente. Lo que activa la insurrección opositora con nuevos visos golpistas es que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) determina que no existen elementos para enjuiciar a los golpistas militares del 11 de abril. Los militares son liberados (14). En agosto se manifiestan en rebeldía y declaran liberada la Plaza Francia de Altamira. El gobierno toma cartas en el asunto y resuelve la acción de los militares rebeldes. Se presenta un incidente entre la Guardia Nacional y la Policía Metropolitana. A ello se suma que en el Consejo Nacional Electoral (CNE) empiezan a vivirse divisiones y tensiones.

    Vale pena destacar el papel de los medios de oposición que se entregaron a la Coordinación Democrática (CD) el ente que encabezó la protesta de los opositores. Los espacios textuales, electrónicos y auditivos fueron puestos al servicio del paro. Luisa Torrealba, Yensi Rivero y Andrés Cañizález (ver: Informe: El “paro” y el derecho a la libertad de expresión e información. Los medios en el centro del paro),  señalaron que inclusive hechos que otro tiempo habrían ocupado la atención de estos medios fueron olvidados intencionalmente, como ocurrió con la muerte de varias decenas de personas en una discoteca de Caracas. No hubo imparcialidad ni nada de eso que además es mentira cuando los medios están entregados al poder. Hubo respuesta de parte del canal del gobierno chavista, a través del canal como tal así como del programa dominical llamado Aló presidente. Un día anterior al paro, Chávez les dijo a los medios:

    «Ustedes [los medios privados] no tienen ningún derecho de atropellar a millones, valiéndose del poder que han tenido durante tanto tiempo y valiéndose además de una concesión que el Estado de buena fe les da para que cumplan una función pública de informar a un pueblo. En todo caso, yo lo digo, si es que no hay espacio para la reflexión en estos señores, el Estado está obligado a tomar decisiones.»

    En opinión de Rivero, Torrealba y Cañizalez, las pérdidas fueron millonarias para los medios de alrededor de 800 millones de bolívares, debido a que perdieron publicidad, lo cual no fue un impedimento para llevar a cabo las acciones por deponer al gobierno de Chávez.

    García Guadilla, citado por Margarita López, nos ofrece una imagen narrativa de esos días, en los que la petrolera del gobierno PDVSA, se convierte en una de las principales protagonistas del paro contra el gobierno de Chávez, pues se oponían a la intervención del Estado en razón de que su proyecto era privatizar la industria petrolera que se manejaba como una empresa privada desde el gobierno de Caldera y así deseaban continuar y, por supuesto, sus ideas se empataban con las de la oposición a Chávez con quienes se aliaron. 

    “Durante esta aguda confrontación política, muchos comercios cerraron, supermercados y bancos trabajaron a medio turno, los colegios privados y parte de los públicos paralizaron sus actividades. Los venezolanos, aunque no contaban con gasolina con que transportarse (ésta se fue agotando en diciembre), se mantenían en las calles con marchas y contramarchas que terminaban en violencia y aún muerte. La CD abolió las fiestas navideñas como símbolo del sacrificio necesario para alcanzar la «victoria final», y las ciudades, especialmente Caracas, eran segregadas espacialmente entre «escuálidos» y «chavistas»… Había cacerolazos estruendosos todas las noches en sectores de clase media y alta. El 23 de enero de 2003, ya con claras señales de una derrota de la oposición, las fuerzas del gobierno llamaron a una marcha que fue multitudinaria, mientras sectores de clases medias y altas se escondían tras las rejas de sus casas y practicaban «planes de contingencia» esperando lo que líderes ignorantes y/o irresponsables de la oposición llamaban, el «asalto de las hordas chavistas» sobre las urbanizaciones de los sectores de mayores ingresos...” 

    Para la segunda mitad del mes de marzo, el paro iniciado en diciembre de 2002 fue poco a poco disolviéndose de manera favorable al gobierno y la empresa petrolera ahora del Estado fue reestructurada.

Subraya Margarita López: 

    “… la devastación económica producida por la paralización de Pdvsa y parte de la industria privada del país tuvo también efectos de debilitamiento de las bases sociales de la oposición, al producirse la quiebra de pequeñas y medianas industrias y comercios, así como un salto de las tasas de desempleo que pasaron del 15,4 por ciento al 20,3 por ciento en cuatro meses. El PIB cayó en el primer trimestre de 2003 a -27 por ciento (Rivas, 2004). Los empresarios medianos y grandes, incluidos los poderosos dueños de los medios de comunicación perdieron millones de dólares tratando de derrocar infructuosamente al Presidente. La industria petrolera, además, había sufrido un sabotaje a sus equipos e instalaciones. Tuberías dañadas, circuitos eléctricos deteriorados, archivos desaparecidos; lo más grave, su sistema automatizado de funcionamiento fue sustraído y se utilizaron computadoras remotas para impedir al gobierno reactivarla. Por varios meses la industria fue operada total o parcialmente de manera manual y local con las naturales dificultades para llegar a sus niveles operativos normales. Por otra parte, el despido masivo de su gerencia como resultado de su conducta insurreccional fue un daño enorme difícil de sobreestimar. A estas catástrofes económicas, hay que añadir el deterioro de las ciudades que produjo el enfrentamiento territorializado en zonas de «chavistas» y «antichavistas», en especial Caracas, que salieron de esta confrontación embasuradas, con calles y servicios dañados, «ghetizadas» espacialmente, y la población enferma de ira y miedo”.

    Según Elena Sanz (2007) (Ver: Efectos de la paralización económica del 2002 en el sector construcción de Venezuela) “La economía venezolana sufrió al cierre del primer trimestre de 2003, una contracción de 24,6% del producto interno bruto (PIB), la recesión más severa de la historia, de acuerdo con cifras del BCV, siendo uno de los sectores más afectados el de la industria de la construcción con una contracción de 48,5%”. Algunas empresas no lograron sobrevivir al paro patronal y terminaron por ya no abrir sus puertas al comercio de los bienes que producían o distribuían. Pero la importante empresa del Estado que era utilizada contra el gobierno de Chávez fue reorganizada con nuevo personal como resultado final, no obstante los daños que sufrió su infraestructura como reacción de los antiguos administradores que aún después de haber concluido su papel como administradores, a través de sistemas de control remoto, trataron de evitar que la empresa volviera a la normalidad.

    Al paro le siguió la revocación de mandato en 2024. (Continuará).

raizarraraz@gmail.com

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