El Ejército Mexicano

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Secreto a Voces

 

Por Rafael Alfaro Izarraraz

El ejército mexicano en general es muy distinto a los ejércitos latinoamericanos. Como es del dominio público, el mexicano, es el resultado de una revolución, la mexicana, que no experimentaron ni vivieron los países latinoamericanos y caribeños a excepción de Cuba y Nicaragua. El nacimiento de las actuales fuerzas mexicanas las data Adolfo Gilly (ver La Revolución Interrumpida) durante el aniquilamiento del ejército porfirista en las batallas que se llevaron a cabo en el centro del país, cuando el tsunami de la revolución se acercaba a la Ciudad de México.

   Antes de la revolución mexicana, la composición del ejército se miraba al estilo de los viejos ejércitos europeos, hechos para dominar a la población que se encontraba encerrada en los límites de las fronteras creadas por los nacientes estados nacionales. La función de las fuerzas armadas como un elemento para defender sus fronteras siempre ha estado presente y en diferentes épocas de la vida de la nación mexicana ha tomado diversos matices según los tiempos de que se trate. La amenaza externa es cierta, pero lo fundamental era controlar a los “subversivos”. En la era posindependentista era obvio el interés de España y otras naciones imperiales por reconquistar México y el ejército local tuvo ese matiz de defenderse de las invasiones.

    Intelectuales euroccidentales como Max Weber definió al Estado y a sus ejércitos como los poseedores del monopolio de la fuerza, del ejercicio de la violencia. El número de habitantes del país definía cuántos integrantes del ejército deberían conformar la fuerza militar. Y así opinaban los intelectuales porfiristas durante el gobierno de Madero, como Francisco Bulnes. El criterio era que el número de integrantes del ejército se debería deducir del número de habitantes del país: el número suficiente para controlar a los habitantes. Con el detalle, no menor, de que el ejército europeo y de EU (países imperiales) es el de una fuerza invasora, conquistadora (Torres Hernández, Miguel Ángel. (2020). Balance historiográfico sobre el Ejército y Marina mexicanos durante el Porfiriato y la rebelión de Félix Díaz. Letras históricas).

    De acuerdo a los 15 millones de habitantes y debería contar con tres mil 333 por cada millón le correspondía sumar una fuerza militar de 50 mil. Las cifras se asociaban con la idea de que los titulares del poder político se mantuvieran en él utilizando para ello al ejército o el temor que despertaba entre la población. Los ejércitos eran los defensores del “orden social” aunque las cifras podrían variar de acuerdo a los tiempos. (ver: Ramírez Rancaño, Mario. (2006). Una discusión sobre el tamaño del ejército mexicano: 1876-1930. Estudios de historia moderna y contemporánea de México). 

    En México, otro elemento a tomar en consideración es la Marina a la que la historiografía le acredita, históricamente hablando, un papel siempre fiel al poder. Un poco de ahí se deriva ese percepción de mayor confianza que entre la población existe hacia la marina comparado con el ejército (Torres Hernández, Miguel Ángel. (2020). Balance historiográfico sobre el Ejército y Marina mexicanos durante el Porfiriato y la rebelión de Félix Díaz. Letras históricas). 

    En general, el ejército de las naciones no centrales económicamente han estado vinculado a los procesos independentistas, conflictos internos y la defensa contra invasiones extranjeras (Ver: Martínez González, Xochitl. (2015). LA ENSEÑANZA PRIMARIA E INSTRUCCIÓN DEL SOLDADO DEL EJÉRCITO PERMANENTE MEXICANO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX. Tiempo y Espacio). De tal manera que de alguna manera su relevancia ha sido fundamental en la historia de cada nación y que poco a poco se ha ido supeditando al poder civil, pero con dificultades en cada lugar. En México el ejército se desvincula del poder como gobierno después del gobierno de Ávila Camacho y la llegada de Miguel Alemán, en 1948.

    Por cierto, Ramírez Rancaño, habla de la existencia de una Guardia Nacional (de 22 mil integrantes) que desapareció con las reformas introducidas al ejército por Porfirio Díaz. Esa guardia estaba a cargo de los gobernadores. El ejército reconcentró sus fuerzas en la lógica de Díaz de que, una vez que se contaba ya con las vías férreas, el ejército se podría movilizar directamente hacia los centros en donde podía encontrar resistencia a sus proyectos o en atención de revueltas de los mismos gobernadores contra su poder.

    Los debates de esta época sobre el ejército son interesantes porque hablan de la manera en que las fuerzas militares se reorganizan constantemente. Pero el número de integrantes del ejército, enseñó la revolución, no es necesariamente un asunto de números como aconsejaba Bulnes al gobierno porfirista para poder controlar a los grupos que poco a poco avisaban de lo que se cocinaba en los campos del México de aquellos tiempos. Huerta incrementó el número como nunca había ocurrido (aunque las cifras son engañosas por la corrupción y el interés de amedrentar al oponente) y según algunos autores aquí citados llegó hasta el cuarto de millón, finamente de nada sirvió porque los sometidos a la disciplina militar no tenían espíritu de servicio y desertaban, huían con caballo y armas.

    Después de la revolución mexicana el ejército mexicano es sustituido por un gobierno civil. En general el ejército cumple la función primero de creador de la era posrevolucionaria y es parte de sus instituciones. Dice Raúl Benítez Manaut que se mantiene respetuoso de la institucionalidad y al servicio de los intereses de la élite política. En un tipo de convivencia en el que la autoridad civil respeta las prebendas que se le heredaron y que fue parte de la separación del poder militar del civil (Ver: México 2012-2018: las Fuerzas Armadas y el combate al crimen organizado. En la transformación de las fuerzas armadas en América Latina y el crimen organizado, en Carolina Sampo y Sonia Alda, coordinadoras). Agrega que durante los gobiernos panistas y de Peña Nieto, coexistieron con estos gobiernos y sus políticas de seguridad.

    Lo anterior ocurrió en el contexto de la caída del Muro de Berlín, la crisis del modelo del Consenso de Washington, la imposición del modelo de economía neoliberal en el mundo, la inseguridad, la conformación de bloques económicos a los que México se incorporó de inmediato adscribiéndose al  del norte: EU y Canadá. El ejército mexicano se convirtió, algunos de sus integrantes, en parte, como alumnos, de la escuela militar estadounidense aunque nunca a sus políticas invasoras. En esta etapa, el ejército mexicano, se suma a las estrategias neoliberales de seguridad aplicadas por los gobiernos en turno, del PAN y del PRI. (Continuará).

raizarraraz@gmail.com

Frida C.


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