Digitalización Contra Democracia - Lacallelibre

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Opinión

 

Por Jorge Meléndez Preciado

El coreano Byung-Chul Han se ha vuelto famoso en los tiempos pandémicos por diversos libros y ensayos de gran importancia.

    Uno de los más impactante es: Caras de la muerte. Escrito en los momentos que vivimos, donde se han modificado la existencia de cabo a rabo debido al Covid. El volumen es para hacer un seminario acerca de sus importantes planteamientos.

    Después, apareció un volumen titulado: No-cosas. Quiebras del mundo de hoy, en el cual los individuos pasan a un segundo plano, ya que lo importante son los artículos electrónicos que manejan los que deberían ser ciudadanos, al tanto de lo que les ocurre a ellos y a otros, no es lo más importante; la deshumanización en pleno.

   Después, publicó un tomo de menos de 100 páginas con el sugerente título: Infocracia, que los editores le agregaron correctamente: La digitalización y la crisis de la democracia.

   En las páginas 48 y 49, encontramos lo siguiente: “La crisis de la democracia es básicamente una crisis de escuchar”. Y agrega más adelante: “La creciente atomización y masificación de la sociedad nos hace sordos a la voz del otro. También conduce a la pérdida de la empatía”

   Y es justamente lo que estamos viviendo cuando la polarización llega al máximo.

   Los casos a la mano, aunque no los únicos, son los de México y Estados Unidos- aunque en Canadá van por ese camino, según comentan mexicanos que viven en el país de los grandes lagos.

   Estamos en momentos que “El mentiroso no es un nihilista. No cuestiona la verdad en sí misma”. Es algo más peligroso: “Cuanto más decididamente miente, más se reafirma la verdad” que el pregona.

   Y comenta Chul-Han: “La libertad de expresión, en cambio, degenera en farsa cuando pierde toda referencia a los hechos y las verdades fácticas”.

   Recuerda Byung que: “La erosión de la verdad comenzó mucho antes de la política de fake news de Trump. En 2005, The New York Times recurrió al neologismo de truthines, como esas políticas que captan el espíritu de la época, en esencia que reflejan la crisis de la verdad en base a la visión subjetiva de lo que ocurre y uno desea imponer a toda costa”.

   Para algunos comentaristas televisivos en Estados Unidos, como Stephen Colbert, el entonces presidente Donald Trump, sería un mandatario del corazón que hace poco uso de la mente. Aunque el corazón, órgano vital, no es algo que tenga importancia decisiva en la democracia, sino más bien el razonamiento; aunque parece que este último se ha extraviado socialmente.

   Recuerda el autor que Hitler se consideraba “el guardián de la verdad superior o el heraldo de esa verdad”, lo que a fin de cuentas no abría el debate, indispensable en una democracia, sino que intentaba, y logró en buena medida, señalar que todas sus decisiones estaban para hacer grande, inmenso a un país.

    Una sentencia de Chul-Hank resulta muy pertinente: “La información por sí sola no explica el mundo. A partir de un punto crítico, incluso oscurece el mundo”. Ya que se necesita la discusión seria, a fondo y con argumentos para entender lo que ocurre y el futuro que nos embiste.

    Se requiere, entonces, un proceso de discusión en los asuntos fundamentales para llegar a conclusiones que beneficien a la democracia.

    Leer con atención y discutir a Byung- Chul Hang es indispensable. Incluso hay un documental acerca de su persona en Netflix donde el coreano muestra en un recorrido por un aeropuerto abandonado, en Alemania, que la reflexión es la madre de todas las virtudes.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

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