El Anti Neoliberalismo de la Nueva Izquierda Socialista Latinoamericana

image-1.jpg

Por Ruperto Retana Ramírez

La nueva izquierda latinoamericana es antineoliberal; accede masivamente al poder mediante procesos electorales, enarbolando la lucha contra el neoliberalismo y proponiendo una serie de medidas para desmantelarlo o al menos modificar sus consecuencias más negativas. En esta lucha emergen grandes personajes que son referentes del giro a la izquierda en América Latina (AL), tales como “Lula” en Brasil, Ernesto Kirchner y Cristina Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, José Mujica en Uruguay, López Obrador en México o Hugo Chávez en Venezuela. Personajes con diferente talante, la mayoría provenientes de sectores populares, líderes de   movimientos sociales en sus respectivos países y cabezas visibles de los cambios que inaugura la nueva izquierda, ante la crisis de legitimidad de los gobiernos neoliberales.    

   La izquierda es rupturista del “Consenso de Washington”, impuesto por los organismos internacionales (FMI, BM, BID) en toda AL. Uno de los puntos que más cuestiona es el de la centralidad del mercado, que reduce al Estado a su mínima expresión; de aquí que a partir de los años ochenta los gobiernos neoliberales impulsaran procesos de privatización de la gran mayoría de las empresas públicas, en condiciones muy favorables para quienes las adquirieron, con mucha opacidad y no pocos casos de corrupción. Los resultados de esta política económica privatizadora favorecieron a las élites políticas y económicas y no a la mayoría de la población, en la cual se ampliaron los márgenes de la pobreza y la pobreza extrema. Aquí encontramos una de las causas económicas más importantes por las que los ciudadanos en las elecciones se inclinaron y se siguen inclinando por los candidatos de izquierda como nunca antes lo habían hecho.   

    La respuesta de los gobiernos de izquierda ha sido recuperar el papel rector del Estado para ponerlo no tanto al servicio de las oligarquías financieras nacionales e internacionales, sino de un proyecto de desarrollo que abata la pobreza y la desigualdad, profundizadas por las políticas neoliberales, para lo cual recuperan sectores económicos estratégicos de la economía, entre otras medidas de política económica y que les permite recuperar soberanía. En algunos países este proceso ha sido más radical y se encuentra vinculado a proyectos socialistas; son los casos de Venezuela, Bolivia y Ecuador. Aún en estos países donde se declaran abiertamente socialistas, existen diferencias en cuanto resultados. 

    El caso de Venezuela es excepcional porque adquiere un carácter claramente anticapitalista y antimperialista, aunque termina en una crisis económica y política sin precedentes. El gobierno de Hugo Chávez (1999-2013) implementó lo que llamó “Socialismo del Siglo XXI”, experiencia que terminó descarrilando con el gobierno de su sucesor Nicolás Maduro. Chávez planteó que todo lo que fue privatizado fuera nacionalizado; de este modo pasaron al control del Estado, entre otros, el petróleo, del cual depende en mucho la economía del país, la industria eléctrica, la industria siderúrgica, algunos bancos y minas y la mayor empresa de comunicaciones de Venezuela (CANTV). Esto no quiere decir que Venezuela fuera socialista antes de la implantación del neoliberalismo, por el contrario, era uno de los países con mayor peso del mercado, aunque el Estado controlaba la rectoría de su principal recurso, el petróleo, del cual tiene una de las mayores reservas del mundo y obtiene sus principales ingresos. 

   La experiencia venezolana es utilizada por la derecha latinoamericana para desacreditar proyectos y gobiernos de izquierda, señalando que les pasará lo mismo que a ese país. En realidad, en ningún país de AL gobernado por la izquierda ha tenido una crisis económica coma la de Venezuela, por el contrario, han incrementado su producto interno bruto, si bien basados en el alto precio de las materias primas o comodities, en su momento; asimismo han abatido la pobreza y la pobreza extrema.  Desafortunadamente la pandemia por el COVID 19 generó una profunda crisis económica que afectó a todos los países del área, incluidos desde luego a los gobernados por la izquierda, que vieron a incrementar sus niveles de pobreza. 

    En Bolivia con el gobierno de Evo Morales (2006-2019) al frente de su Movimiento al Socialismo nacionalizó los hidrocarburos, la electricidad y el agua, lo que le permite al gobierno quedarse con parte de la renta de las industrias extractivas para la inversión social y pública. Durante sus 14 años de gobierno y de acuerdo con cifras de la CEPAL, el PIB creció en promedio 4.7 y obtuvo muy significativos logros en abatir la pobreza y la pobreza extrema, ya que recibió al país con el 63.5%  de su población sumida en la pobreza y la bajó al 30.9%. La pobreza extrema bajó del 34.3% al 12%.    

   En Ecuador con Rafel Correa (2007-2017) quien se propuso implementar una “Revolución Ciudadana” que lograra un desarrollo sostenible desde el socialismo y conformara un modo de vida humanista denominado “Buen Vivir”, nacionalizó no el petróleo como tal, pero sí las ganancias extraordinarias de la renta petrolera, al pasar de la mitad para las empresas a solo el 10% y dejar el 90% al Estado.  También tuvo importantes logros en el combate a la pobreza, ya que de 35% la redujo al 23.6%; en tanto que la pobreza extrema la redujo del 10.3% al 7%. 

    En este grupo de países con proyectos socialistasdeclarados puede incluirse a Honduras con el reciente ascenso al poder de Xiomara Castro, primera presidenta en la historia, quien propone recuperar empresas estatales como la de energía eléctrica, telecomunicaciones, puertos y aeropuertos, entre otras. Asimismo, busca aprobar la renta básica universal para las familias pobres. Ya veremos hasta dónde llega este proyecto reformista, dado que la derecha y sectores conservadores mantienen una presencia política importante.   

Ahora bien, ¿Qué tipo de socialismo es?. A reserva de ampliar el análisis, se puede decir que en estricto sentido no son socialistas como el socialismo tradicional de la ex URSS, sino que buscan que el crecimiento económico favorezca también a los pobres, a los más olvidados. No socializan la riqueza, la comparten a través del Estado. Tampoco es el socialismo que se presentó como alternativa al comunismo, es decir, la socialdemocracia. Es más bien un tipo de socialismo que busca recuperar el papel del Estado en la conducción económica; en este sentido sería más bien un nuevo Estado de bienestar, ya que no es anticapitalista, salvo la excepción señalada de Venezuela, porque el capital nacional e internacional sigue operando, los ricos siguen siendo más ricos y los planes nacionales de desarrollo consideran las inversiones de los particulares.

Frida C.


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *