Frida C.
Por Dr. Martín Flores Calixto
Poco después de la caída de Tenochtitlán en manos españolas, entre 1532 y 1541 se gestó en el norte de México la rebelión más grande a la que se enfrentaron los españoles. Incluso puso en duda su dominio en el territorio recién conquistado. Resistencia primero, rebelión después y guerra abierta en la última fase, es el proceso que lleva a la Guerra del Mixtón.
Someter a los pueblos del centro de México fue fácil a los españoles por la existencia de sociedades organizadas y asentadas en ciudades, enclaves urbanos que una vez sometidos no se resistieron a los conquistadores. No fue así en el norte del territorio indígena. Cristóbal de Oñate, Diego de la Torre, Nuño de Guzmán y Francisco Vázquez de Coronado se habían movido hacia el norte en busca de Quivira y Cíbola las míticas ciudades de oro. Fundaron en esos territorios lo que se llamó la Nueva Galicia. Inmenso territorio desconocido por ellos. Ahí se encontraban muchas tribus nómadas que vivían de la caza, la recolección y del desierto.
Siguiendo su costumbre los españoles se repartieron las tierras de esos pueblos y buscaron hacerlos trabajar para ellos. Nuño de Guzmán fue una de los primeros encomenderos que pretendió someter a los indígenas a la religión católica y al trabajo esclavo. La mayoría de ellos se escapaban y refugiaban en lugares inaccesibles. Se negaron a pagar impuestos y a servir en sus estancias. La ambición de frailes y encomenderos impulsó el coraje de esos pueblos a la rebelión.
La guerra se inició propiamente con el ataque a Miguel de Ibarra en su campamento y se extendió hacia la sierra de Tepeque, Tlaltenago, Juchipila y Teocaltiche, lugares ubicados entre Zacatecas y Guanajuato. Este levantamiento creó tal miedo a los conquistadores que el mismo Virrey Antonio de Mendoza acudió a esos lugares para detener el movimiento. Frente a él estaban los líderes de los distintos grupos indígenas: Tenamaztle (o Tenamaxtli) proveniente de Nochistlán, Zacatecas, Pantecatl, jefe de la zona de Xalpa, también de Zacatecas, así como; Xiuhtecutli y Tenquitatl provenientes del cañón de Juchipila. Como era su costumbre los españoles utilizaron a los indígenas sometidos, en este caso 20 mil de ellos que, desde el norte del estado de México, delante de Jilotepec fueron recibiendo información hasta llegar a Tototlán Jalisco donde arrasaron con los cultivos, los animales y llevaron a cientos de indígenas, de aquellas regiones, a matarse entre ellos. El camino que llevaba desde este lugar al Cerro del Mixtón (también llamado cerro del gatito), quedó sembrado de destrucción y muerte.
Una vez frente a frente Antonio de Mendoza requirió la rendición de los insurrectos a lo que Tenamaztle contestó: “Yo también os requiero que volváis a vuestra Castilla, pues nosotros estamos en nuestras tierras”. Entre el 26 de noviembre al 16 de diciembre de 1641 tuvo lugar la batalla entre los pueblos originarios insurrectos y el ejército español de 300 soldados y sus aliados indígenas sometidos. Mendoza rodeo el cerro y eliminó las fuentes agua, impidió la llegada de comida y recursos y poco a poco fueron cercando a los insurrectos. La represión fue de tal magnitud que se llevaron a cabo suicidios colectivos, los indígenas rebeldes se lanzaron a los barrancos, otros se ahorcaron. Los sobrevivientes fueron fusilados, “aperreados”, (muertos por el ataque de perros) o degollados. Todo esto para escarmentar a otros.
Francisco Tenamaztle guerrero Caxcán, hijo del señor de Nochistlán, líder de la resistencia indígena en el Mixtón sobrevivió a la masacre y siguió haciendo la guerra a los españoles. En 1651 se entregó y fue llevado a España para ser juzgado, ahí expuso las atrocidades de los conquistadores para con los indígenas. Se desconoce el destino final de este símbolo de la resistencia de los pueblos originarios.
FUENTES: Olvera Legaspi, JAIME, “La más grande rebelión indígena contra la conquista; la Guerra del Mixtón”, en Relatos e Historias en México, No. 113, enero-febrero 2018, Pp. 46-58.
LEON PORTILLA, Miguel, Francisco Tenamaztle, Primer Guerrillero de América defensor de los derechos humanos, México, Ed. Planeta, 2017.
