Por Claudia Almaguer
SemMéxico, 8 de marzo, 2021.- La situación actual de las mujeres en México se describe de manera exacta en el artículo 21 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que indica:
“Violencia Feminicida: Es la forma extrema de violencia de género contra las mujeres producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y que puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres”.
Precisamente, la existencia de esa ley que data de febrero de 2007 se debe a la impunidad, a la violencia padecida décadas atrás que generó la movilización del feminismo y de las víctimas en lugares tan desafortunadamente emblemáticos como Ciudad Juárez, en el vacío jurídico y político de reconocer su mera existencia y la imperiosa necesidad de acciones desde el Estado.
En cuanto a los actos de violencia y conductas misóginas que causen daño o sufrimiento a las mujeres, Marcela Lagarde lo recoge en su libro “El feminismo en mi vida”, en la Investigación Diagnóstica sobre la Violencia Feminicida en la República Mexicana 2006, todavía cuando las instituciones apenas incluían el sexo como variable, del análisis se pudo descubrir que de 1999 a 2008 más de 12000 niñas y mujeres fueron víctimas de homicidio doloso, por aquel entonces el cálculo era de 4 mujeres asesinadas diariamente a lo que indica:
“La ley surge frente al gravísimo problema de la violencia de género contra las mujeres. Dicha violencia está presente de manera generalizada, en la vida de las mujeres en grados y modalidades diferentes, afecta sus vidas y su desarrollo. Es un problema vital para las mujeres y es un problema social para el país. Es un grave impedimento para el desarrollo y la convivencia con sentido social, pacífica y solidaria, por ende, para la democracia”.
Bueno pues actualmente se asesina a casi el triple de mujeres todos los días y de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía estas muertes son causadas con saña y violencia extrema, es decir, se utilizan medios que producen más dolor, en ese análisis está presente el uso de armas de fuego, pero también se encontró que 30 de cada 100 mujeres fue estrangulada, ahorcada, sofocada, ahogada, quemada, golpeada con algún objeto o herida con arma punzocortante.
Y todavía falta sumar lo experimentado durante 2020 el atípico año de la pandemia que trajo consigo las medidas sanitarias y circunstancias especialmente riesgosas para las mujeres que ya se hallaban en relaciones de abuso en tanto las hizo más dependientes de sus agresores y las confinó junto a ellos dentro de una dinámica profundamente virulenta que aún no devela todas sus consecuencias.
Para quienes continuamos durante esos meses atendiendo a las mujeres víctimas pervive la alarma de actos de violencia de una crueldad inusitada que ha sobrepasado nuestra comprensión de lo que son casos extremos. Bien le podría compartir otras cifras, escribir que en 2015 hubo 411 feminicidios, pero el año pasado cerró en 940, en tanto la violencia familiar a nivel nacional se representó en 220,039 carpetas de investigación, 57, 496 por lesiones dolosas y 16,545 por violación.
Sin embargo, los números no pueden describir a las mujeres que hay detrás, muchas de ellas conviviendo con enfermedades que guardan relación con el ser víctimas como la hipertensión, el asma o la diabetes, otras con necesidades económicas y alimentarias para ellas y sus hijos que habiendo encontrado trabajos casi todos muy precarios al perderlos se vieron obligadas a desandar el camino de su independencia, la vida de las víctimas es la incertidumbre constante, el peligro cotidiano, es estar respirando el miedo.
Ahora dicen que hay que explicarle al presidente de México este tema con la misma paciencia que habrá hecho su esposa y me pregunto cómo a un hombre tan misógino en hechos y discurso que nos están golpeando, violando y matando a las mujeres en lo que él promueve agresores sexuales como candidatos y disminuye a cero el presupuesto destinado a la política para prevenir, atender y sancionar la violencia, en lo que ordena al Senado quitarle el fardo a la Fiscalía General de la República de sus obligaciones en la Ley General de Acceso o en lo que levanta las vallas frente al Palacio Nacional y criminaliza al movimiento feminista que protestará hoy en todo el país habida cuenta de la crueldad detrás de la indiferencia, la ignorancia y la falta absoluta de interés en la vida de las mujeres. Porque de tanto parece estar del lado de los feminicidas.
Y entonces para que perdemos el tiempo, la causa son las mujeres.
Twitter: @Almagzur