Un año Encerrados y Ahora, Esperanza: Ni Frío ni Filas Detienen a los Adultos Mayores

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  • Son largas filas y la espera es de horas. Los adultos mayores del país saben que la vacunación contra la COVID-19 así será; algunos apoyados de sus hijos e hijas y otros solos, llegan desde la madrugada a los puntos de vacunación, armados con cobijas, banquitos, doble cubrebocas y careta. Dicen que no importa esperar unas horas, luego de llevar casi un año encerrados en sus casas.

 

 

Ciudad de México, 17 de febrero (SinEmbargo).- –Es mucha gente, más que ayer.

­–¿Te quieres ir?

–No, me espero a ver qué pasa, hijo. Ya estoy aquí. Nosotros tenemos la suerte de ser los primeros, hay delegaciones en las que todavía no.

Son las 8:00 de la mañana. Falta una hora para que inicie la aplicación de vacunas contra el coronavirus y ya hay cerca de 500 personas formadas afuera de la escuela Héroes de Cuautla, en la colonia Lomas de Memetla, en la Alcaldía de Cuajimalpa.

A las 9:00 entrarán los primeros 20 y en el inicio de la fila está el señor Mario, que llegó a las 3:30 de la mañana, es decir, lleva casi cinco horas formado, aguantando el frío que en esta zona de la Ciudad de México golpea un poco más fuerte.

 

FILAS-DE-VACUNACIÓN-CDMX

Al cierre del martes, el Gobierno de la Ciudad de México anunció que se habían aplicado en las alcaldías Cuajimalpa, Magdalena Contreras  y Milpa Alta, 54 mil 224 vacunas. A partir del día de hoy miércoles, en la capital se iniciará la vacunación a domicilio para la población adulta mayor de 60 años que está imposibilitada para acudir a las unidades de inmunización.

Y es que esa es una de las mayores complejidades en los centros de aplicación de la vacuna: “mi madre no puede caminar, ¿qué hago? ¿cómo la traigo?” O adultos mayores esperando en los automóviles, aguantando un frío de 4 grados y por la tarde un calor de 20 grados.

El Gobierno de la Ciudad de México colocará un total de 70 unidades de inmunización. Y aunque se ha asegurado que los adultos mayores de 60 años que acudan a los puntos no deberán formarse desde temprano o hacer largas filas, la impaciencia se hace presente.

El ir a formarse de madrugada, en invierno, se debe a diversas razones, según contaron algunos adultos mayores a SinEmbargo: “mis hijos estarán más tranquilos”; “para no padecer la enfermedad de COVID-19 que nos pega más a nosotros”; “para ver a mis nietos”; “para tener un poco más de libertad”.

Por su edad, sus padecimientos y porque una de las certezas que se tuvieron desde el inicio de esta enfermedad nueva, es que podía ser más letal en adultos mayores, consideran que es mejor hacer la fila de unas horas. Los hijos que acompañan llevan en algunos casos dos días en la fila, “ayer traje a mi mamá, hoy a mi papá”.

Una hora más tarde de haber ingresado a la zona de vacuna, el señor Mario sale luego de haber recibido la primera dosis que se aplica este martes. Ya no se dirige a los medios, sino que habla por teléfono y dice “ya, ya estuvo”.

 

LAS HORAS ANTES DE LA VACUNA

El señor Ricardo, de 66 años, dijo que en la espera de la vacuna sentía emoción y esperanza, y aunque la organización de los funcionarios de la Ciudad de México no estaba del todo bien, consideró que se debía a que se trata de algo que ocurre por primera vez, una campaña de vacunación masiva y tan esperada.

Sobre el nerviosismo por los efectos de la vacuna, dijo que son comentarios de gente “irresponsable”, porque hay adultos mayores que se están resguardando y rechazan la vacuna porque piensan que no les hará bien, sino al contrario, “no se vale, estamos muy expuestos al virus que es mortal. Pero hay antimexicanos que dicen cosas que no pasan, que dan mala información, pero yo invito a todos mis contemporáneos a que se vengan a vacunar o ¿qué queremos? ¿estar expuestos a una muerte de esa manera? Hay que vacunarnos, la vacuna está hecha con ciencia para salvarnos la vida”.

La señora María del Socorro, de 82 años, viene acompañada de sus dos hijos, que se turnan para estar en la fila. Llegaron a las 6:00 de la mañana y lograron ser de los primeros 100. Ella sólo espera que la vacuna la proteja de los “contagios tan terribles” que hay; en este año no ha salido para nada de su casa. “Espero en Dios que me haga bien, que me sirva, estamos desde temprano”.

Otro de los puntos de vacunación en Cuajimalpa es en la Avenida San José de los Cedros, en una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En esta zona, a diferencia de la anterior, hay tramos en los que es más complicado guardar la distancia, ya que la gente que acude a vacunarse comparte una banqueta estrecha con sus familiares, puestos de comida y bases de taxis. Todo esto ya con el calor de las 14:00 horas del día.

Una de las quejas que mencionaron algunos de los adultos mayores fue que no hay sanitarios, sin embargo se sabe que esos sitios también son fuente de contagio de COVID, pero por otro lado, se trata de gente mayor que lleva desde muy temprano formada.

A pesar de eso, también en este punto es notorio el ánimo positivo de la mayoría de los que integran la fila.

La señora Sandra Otero viene acompañando a su esposo, que casi no escucha ya. Ella no se va a vacunar: tiene 58 años; aún no le toca. En esta clínica del IMSS, contó, el personal de apoyo informa de manera constante, pero ha fallado el protocolo que se lleva con las personas que utilizan silla de ruedas, ya que en esta zona las calles están muy inclinadas.

“Pero estamos contentos de que haya la vacuna, lástima que yo no alcanzo, pero paciencia. Esperemos que la segunda dosis sea así de rápida y eficiente. Hemos estado un año en casa, sin ver nietos, muy encerrados. Nos cuidamos mucho y hasta ahorita estamos como buenos toreros con el COVID, haciendo ‘ole’”, platicó.

Margarita Ortiz, de 67 años, llegó a las 9:00 de de la mañana y ya había mucha gente. Ya pasa del medio día, y ella se siente muy contenta de que en unos momentos estará ya más segura.”Por lo menos mis hijos ya se sienten más seguros, yo con la confianza de salir porque hemos estado encerrados mucho tiempo. A ver si ya con esto tenemos más libertad, todo este tiempo he estado encerrada, mis hijos no me han dejado salir para nada”.

El señor Ricardo Otero, de 65 años, contó en entrevista que el año de la pandemia ha sido difícil, “la mayor parte del tiempo he estado en casa, salgo sólo a lo necesario. Es muy difícil, vivo solo y a veces la soledad no es la mejor consejera, pero nos ha ayudado mucho a crecer como seres humanos esta pandemia”.

Y ante la pregunta de qué es lo que sigue después de este día, comentó: “Seguir con el buen ánimo, la segunda vacuna y echarle ganas a la vida. A veces flaqueamos, pero hay que echarle ganas”.

 

Frida C.


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