Por Víctor Ruiz Arrazola
El 18 de mayo de 2020, el director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante la 73 Asamblea Mundial de la Salud y cuando ya se había advertido de la crisis mundial que venía con motivo de la pandemia, leyó un manifestó en el que esbozó algunas recomendaciones para una recuperación saludable de la COVID-19 respetuosa con el medio ambiente.
La sexta recomendación de ese documento dice: Dejar de utilizar el dinero de los contribuyentes para financiar la contaminación. A continuación afirma que los daños económicos provocados por la COVID-19 y las medidas necesarias de lucha contra la enfermedad “son muy reales y ejercerán una presión enorme sobre las finanzas públicas. Para recuperarse de la crisis provocada por la COVID-19 será inevitable realizar reformas financieras, y un buen punto de partida sería dejar de subvencionar los combustibles fósiles”.
El director General de la OMS recordó que a nivel mundial, cada año se destinan alrededor de US$ 400 000 millones de impuestos pagados por los contribuyentes a subvencionar directamente los combustibles fósiles que contribuyen al cambio climático y contaminan el aire.
También hizo referencia a los costos privados y sociales generados por las repercusiones de esta contaminación en la salud, “por ejemplo, no se reflejan generalmente en el precio de los carburantes y la energía. Si se tienen en cuenta los daños a la salud y el medio ambiente que causan, el valor real de las subvenciones se eleva a más de US$ 5 billones anuales, es decir, más de lo que gastan en salud todos los gobiernos del mundo y unas 2 000 veces el presupuesto de la OMS”.
Hacer que el precio de los carburantes contaminantes refleje los daños que provocan permitiría reducir aproximadamente a la mitad los fallecimientos debidos a la contaminación del aire en el exterior, disminuir en más de una cuarta parte las emisiones de gases de efecto invernadero y recaudar ingresos equivalentes a un 4% del PIB mundial. Deberíamos dejar de pagar la factura de la contaminación a través de nuestros impuestos y con nuestros pulmones.
Desde luego que estas advertencias no las han escuchado los grupos de poder político y económico, ni en México ni en el resto del mundo, y prueba de ello el elevado presupuesto que se destinará para el 2021, al menos en el país, para financiar las actividades de Petróleos Mexicanos (PEMEX).
Integrantes de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados aprobaron para la petrolera del Estado mexicano un gasto no programable para el 2021 de 20% más del que tuvo para este año, ya que tendrá a su disposición 141,758 millones 319,871 pesos; es decir, 28 mil millones por encima de los 113,733 millones 500 mil pesos del actual ejercicio.
Ante este dramático panorama del derecho a vivir en un ambiente sano, es de gran importancia la realización del Foro Virtual: Financiamiento para una recuperación verde e incluyente, que se llevará a cabo durante este mes de noviembre durante los días 18 y 19, convocado por la agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable en México (GIZ), en el que participarán más de 30 expertas y expertos en temas financieros en los ámbitos ambiental, de sostenibilidad y cambio climático.
Con este encuentro se busca impulsar la reflexión y propuestas desde la voz de distintos actores de los sectores público, privado y social sobre los avances y retos financieros necesarios para lograr una recuperación incluyente y verde ante los grandes retos que vive México y el mundo.
Al intervenir en un taller para periodistas, previo al foro, la asesora y experta en cuestiones de mitigación y financiamiento al cambio climático por la GIZ México, Gabriela Niño, dio a conocer que las actividades que se desarrollará los días 18 y 19 de este mes, serán de alcance regional, nacional e internacional, al presentarse acciones que se llevan a cabo por parte de los sectores público y privado y que cuentan con el apoyo de la GIZ México en materia de Financiamiento Sustentable.
Manifestó que la crisis que vive la sociedad por COVID “es el primer aviso para cuidar el ambiente; sino conservamos las especies, si transgredimos los límites de los ecosistemas, si no cambiamos nuestra manera de comportarnos con el medio ambiente, no habrá sistema financiero que lo soporte, por lo tanto, no tendremos un desarrollo sostenible.”
Alejandro Manríquez, asesor técnico de la GIZ México en el proyecto de la Agenda 2030, hizo énfasis sobre la importancia de los mecanismos financieros impulsados en México, como el hecho que en septiembre pasado el gobierno mexicano colocó el primer Bono Soberano vinculado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a nivel global, por 750 millones de Euros.
Los recursos obtenidos mediante la emisión de este Bono se utilizarán en su totalidad para financiar acciones que contribuyan de manera directa al desarrollo sostenible del país.
La colocación de este Bono y el destino de los recursos obtenidos es una muestra de que los instrumentos financieros a nivel global existen para beneficiar al país, pero la incongruencia es del gobierno mexicano cuando su apuesta es por seguir impulsando los combustibles fósiles, a costa de la economía y salud de la población.