• Después de rozar el colapso hospitalario, con niveles de ocupación de más de 90%, la capital y su zona conurbada empiezan a registrar descensos en el número de personas que están internadas por COVID.
Desde el 3 de febrero, la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) ha registrado descensos importantes en el número de personas que se encuentran tanto en hospitalización general como en camas para intubación.
El miércoles 3, de acuerdo a la información que proporciona todos los días el gobierno de la Ciudad de México (CDMX), hubo, en la ZMVM, 309 personas menos en hospitalización general y 63 pacientes intubados menos.
Desde ese miércoles, los números han seguido descendiendo en la ZMVM. Este sábado 6 de febrero se reportaron 184 pacientes menos en hospitalización general y 11 intubados menos. En tanto que solo la CDMX registró 133 personas menos en hospitalización general y 23 menos con soporte ventilatorio.
En total, en los hospitales de la ZMVM había este sábado, 8 mil 861 pacientes en camas generales, de los que 2 mil 257 estaban intubados. Mientras que en la CDMX, había 6 mil 505 en camas generales y mil 767 con soporte de un ventilador mecánico.
La capital estuvo varios días rozando el límite de saturación hospitalaria, como el 20 de enero cuando apenas se tenía un 9.4% de disponibilidad en camas de hospitalización general y 15.3% en camas con ventilador.
Las autoridades de salud trabajaron a marchas forzadas en la reconversión y ampliación de camas para ofrecer un lugar a las personas que llegaban demandando atención a los hospitales de la ZMVM, después de que los contagios en las fiestas de diciembre dispararon los casos de COVID y llevaron a los hospitales al borde del colapso.
La indicación, dijo un en esos días a Animal Político un enfermero del Hospital General Regional N. 1 Dr. Carlos Mac Gregor del IMSS, fue atender a la mayor cantidad posible de personas. “En el hospital se han reconvertido áreas para atender COVID y aún así siguen siendo insuficientes. En un área donde caben 48 personas, recibimos a 74. Estamos desbordados”, alertaba.
Eran los días de mediados de enero, cuando en lugar de registrar menos pacientes, como en estos primeros días de febrero, el número crecía y crecía. El 15 de enero, por ejemplo, se registraron 60 pacientes intubados más que el día anterior (14 de enero) en la ZMVM y 76 más en hospitalización general.
Ahora parece que ha llegado a esta zona del país un leve respiro. Así lo confirman paramédicos de la Cruz Roja Mexicana y el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) a Animal Político. “Empezamos el año con un record de 20 o 22 llamadas, ahora estamos con 18 llamadas en promedio. Va bajando, pero todavía tenemos alto número de llamadas para asistencia por la pandemia de COVID-19. De todas esas llamadas, la mitad se convierten en traslados”, dice Francisco Javier Rodríguez Abarca, coordinador estatal de Socorros de Cruz Roja Mexicana en el Estado de México.
Guido Sánchez Coello, director general de ERUM, que trabaja en CDMX, dice que ahorita la capital ya está en un proceso de reducción en la emergencia. “Hay ya unos 20 traslados por día, ya estamos a la baja. A principio de enero y hasta la primera quincena se hacían hasta 38 o 40 traslados por día y ahorita ya estamos llegando a la mitad de eso”, asegura
Aun con ese descenso, los paramédicos deben esperar un promedio de cuatro horas todavía para poder ingresar al paciente al hospital, mientras se desocupa la cama que utilizará o el personal de la institución termina de acondicionar un espacio para el nuevo enfermo.
Esto pese a que las ambulancias de la Cruz Roja no están haciendo traslados sin tener un hospital dispuesto a recibir al paciente. Si no hay un hospital que asegure que lo recibirá, se le indica a la familia que debe esperar en su casa y solo se les da asesoría para cambiarlo de posición y tenerlo con oxígeno, mientras las autoridades se vuelven a comunicar para avisar que ya hay institución receptora.
Los paramédicos tanto del ERUM como de Cruz Roja se coordinan con el Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM), vía el 911, C5 o el Centro Coordinador Hospitalario (CCH) en caso del Estado de México, para tener ya asegurada la recepción del paciente.
“Nos llegó a pasar a mediados de diciembre que teníamos las ambulancias paradas afuera del hospital, con el paciente adentro, hasta ocho horas. Es tener un vehículo de emergencia detenido y una persona arriba en alto riesgo, así que cambiamos los protocolos por seguridad de todos y ahora si no hay hospital que diga sí lo recibimos, el traslado no se hace”, dice Mario Vázquez, coordinador estatal de Comunicación Social de Cruz Roja Mexicana Estado de México.
El descenso ha descomprimido la emergencia, pero los paramédicos aseguran que habrá que esperar a ver qué tantos nuevos contagios se generan entre quienes se atrevieron a celebrar el Día de la Candelaria, el 2 de febrero, y se juntaron para los tamales y entre quienes se reúnan para festejar el 14 de febrero.
Y llegan medicamentos
Durante la segunda ola de contagios de COVID-19 en el país, que tuvo su pico máximo a finales de diciembre y todo enero, integrantes del personal de salud de hospitales como el Enrique Cabrera, de la Secretaría de Salud de Ciudad de México; el Hospital Juárez, de la Secretaría de Salud federal, y el Hospital General de Zona N. 47 del IMSS, informaron a Animal Político que había desabasto de medicamentos, como Midazolam y Propofol, para sedar a los pacientes intubados.
Autoridades de Salud federales y de la Ciudad de México confirmaron, durante sus conferencias diarias de prensa, que en efecto había desabasto de algunos medicamentos, causado por la demanda mundial y problemas de las farmacéuticas para producirlos, pero que se estaba trabajando para traerlos al país y tener un abasto oportuno.
Este domingo por la mañana, los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), una compañía paraestatal que se está encargando de la distribución de medicamentos, informó, a través de un comunicado, que se habían comprado 3 millones 363 mil 715 unidades de Midazolam, Dexmedetomidina, Propofol, Enoxaparina, Rocuronio y Norepinefrina.
“Los medicamentos provienen de Lituania, Madrid e Italia. Son anestésicos y anticoagulantes y se usaran para atender a pacientes COVID. Birmex hará la distribución a los hospitales del sector público. Con este lote se garantiza el suministro por dos meses. Este 6 de febrero se logró traer ya el cargamento completo (a México)”, señala el comunicado