Periodistas de EU Abandonan el Pentágono; Acusan Censura - Lacallelibre

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  • El Pentágono envió miles de militares de combate extras a los límites con México
  • Prácticamente todos los medios abandonaron el Pentágono ante las nuevas medidas restrictivas para periodistas, consideradas una violación a varios derechos y que propician la censura.

 

Ciudad de México, 16 de octubre (SinEmbargo).– Casi la totalidad de los medios de comunicación con periodistas en el Pentágono de Estados Unidos (EU), incluida la cadena conservadora Fox News, han abandonado el recinto desde el miércoles por la tarde tras entregar sus acreditaciones luego de negarse a aceptar las restricciones impuestas por la nueva política de prensa dictada por el Secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth, que los mismos reporteros han denunciado como un ataque a la libertad de expresión y de prensa.

Todas las principales cadenas de televisión, agencias, periódicos y radios han declarado públicamente que sus reporteros se han negado a firmar la política, incluyendo ABC News, NBC News, CBS News, CNN, The Associated Press, Reuters, Bloomberg, The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, The Guardian, The Atlantic, Financial Times, Politico y NPR, entre otras, así como el portal The Hill y su cadena hermana, NewsNation.

Además, medios pequeños dedicados a la industria militar también se han negado a firmar las nuevas políticas. El único medio que ha aceptado la nueva norma ha sido la televisión y portal ultraderechista One America News Network, cuya cobertura de la Administración de Donald Trump es marcadamente favorable, por lo que el Gobierno la ve con buenos ojos e incluso el mandatario suele ofrecerles entrevistas exclusivas.

Por primera vez desde el Gobierno del Presidente Dwight Eisenhower (1953-1961), ninguno de los principales periódicos o cadenas de televisión estarán presentes de manera permanente en el Pentágono, aunque la mayor parte de los reporteros afectados han indicado que seguirán cubriendo la actividad del Departamento de Guerra, con o sin acceso a sus dependencias.

El mismo miércoles, cerca de 40 periodistas han salido juntos de las instalaciones poco después de las 16:00 horas, una hora antes del límite establecido para aceptar la modificación de la normativa o renunciar a sus credenciales en el Departamento de Guerra, opción por la que se han decantado en virtud de lo que han considerado una violación de sus derechos recogidos en la Primera Enmienda, que consagra la libertad de prensa y de expresión.

En este sentido, la Asociación de Prensa del Pentágono, que cuenta con más de un centenar de profesionales de hasta 56 medios de comunicación, ha emitido un comunicado confirmando que, aunque sus miembros «siguen comprometidos con la cobertura sobre el ejército», la dependencia de Hegseth ha «confiscado las credenciales de los reporteros del Pentágono de prácticamente todos los principales medios de comunicación de Estados Unidos».

El Departamento de Guerra ha apagado las luces de la sección de prensa, incluso cuando se trata de uno de los principales brazos del Gobierno federal: en el año fiscal 2025, la dependencia tuvo a su cargo 2.32 billones de dólares en recursos presupuestarios, de acuerdo con información oficial.

 

La prensa acusa medidas draconianas

La Asociación que concentra a los reporteros del Pentágono afirmó que Hegseth, ligado a abusos, fraude y alcoholismo en su pasado, tomó la decisión de retirar las credenciales «porque los periodistas se han negado a adherirse a una nueva política de medios debido a su amenaza implícita de criminalizar la información sobre seguridad nacional».

Además, el gremio advirtió del «debilitamiento del compromiso de Estados Unidos con la transparencia en la gobernanza, la rendición de cuentas pública en el Pentágono y la libertad de expresión para todos».

El Presidente Donald Trump redobló la apuesta de Hegseth, de por sí criticada con antelación por sus medidas draconianas. El martes, el republicano apoyó la medida de su Secretario de Guerra, alegando que «la prensa es muy deshonesta» y que le «molesta» que haya periodistas haciendo preguntas al personal militar del Departamento.

El objetivo: control total de la información en el Pentágono

Con la nueva política de prensa del Pentágono, los periodistas no tienen técnicamente prohibido investigar, informar ni publicar artículos sobre el ejército de Estados Unidos con información considerada sensible o no clasificada, pero podrían ser considerados «un riesgo para la seguridad» con apenas solicitar dicha información al personal del Departamento de Guerra, una actividad frecuente ante la inexistencia de ruedas de prensa rutinarias.

El texto que tendrían que firmar los reporteros, detalló el New York Times en un análisis, se interpretó ampliamente como que el Pentágono «exigiría a las organizaciones de noticias solicitar la aprobación previa de los funcionarios de defensa para sus artículos», un gesto considerado violatorio de la Primera Enmienda, ya que los reportajes podrían ser fácilmente censurados por el Gobierno a placer de sus autoridades.

Entre las medidas, los reporteros cuestionaron la posibilidad de que se restrinja solicitar información directa de las fuentes. «Cuál es la diferencia, por ejemplo, entre lo que la nueva política denomina ‘solicitud’ y que un periodista pregunte: ‘¿Qué está pasando en la oficina del Secretario?’», cuestionó el Times.

La respuesta dejó las mismas dudas. Tim Parlatore, asesor especial del Secretario Hegseth, afirmó que la restricción sólo se aplica cuando el periodista «se excede» al pedir a los funcionarios de Guerra «que violen estas leyes penales». Es decir, dejará a discreción de las autoridades si un reportero se excede o no al solicitar información, por lo que cualquier pretexto serviría para negar el acceso a ella.

Y es que, según explicó en septiembre el portavoz del Pentágono, Sean Parnell, los reporteros deberán firmar una nota en la que se comprometan a no divulgar información clasificada ni documentos considerados sensibles, incluso si no están marcados oficialmente como secretos.

Esta medida no sólo criminaliza la filtración de documentos y de información, vital para mantener los controles del gasto militar en el país más poderoso del mundo con respecto a este apartado, sino que además cualquier información, incluso aquella a la que los ciudadanos tienen derecho a conocer, podría ser usada para castigar a los medios de comunicación y a sus reporteros.

Un nuevo paso en la batalla de Trump Vs. la prensa

Estas medidas del anteriormente conocido como Departamento de Defensa –bautizado en la Administración de Trump como el Departamento de Guerra, su nombre previo, aunque sólo de forma simbólica– se suma al acoso incesante del Gobierno estadounidense contra la prensa, que arrancó en el primer mandato del magnate republicano y se intensificó a partir de este año, con su retorno a la Casa Blanca.

Apenas en septiembre, un Juez desechó una demanda millonaria de Trump contra The New York Times, en la que acusaba al diario de que el 97 por ciento de la cobertura sobre él es negativa, y sugirió que la Comisión Federal de Comunicaciones debería revocar licencias a las cadenas que lo critican.

Además, afirmó que algunos canales actúan como “el brazo del Partido Demócrata” y que convertir noticias positivas en negativas es “realmente ilegal”. Incluso, sostuvo que la prensa ha pasado de ejercer libertad de expresión a “engañar” al público.

En aquellos días, la tensión se trasladó a la Casa Blanca, donde Trump interrumpió a una reportera que le preguntó por sus planes de seguridad en Memphis. “¿Cuándo vas a callarte? Eres realmente desagradable”, respondió el Presidente de EU.

Antes, ya había demandado a medios de comunicación como CBS –que canceló el programa nocturno de Stephen Colbert, un crítico de Trump– y The Wall Street Journal –que ha revelado detalles de la relación de Trump con el pederasta Jeffrey Epstein– al señalar supuestos discurso de odio o fake news (noticias falsas).

Recientemente la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) amenazó con revocar la licencia de transmisión a The Walt Disney Company, por declaraciones del comentarista Jimmy Kimmel sobre el influencer ultraconservador Charlie Kirk, por lo que la cadena ABC decidió suspender el programa por unos días.

Además, Paramount Global acordó pagar en julio 16 millones de dólares a Trump para acabar con una demanda del Presidente estadounidense contra una emisión de su programa insignia de noticias, 60 minutes. Los críticos la consideraron como una demanda «frívola» en la que la empresa torció la mano para evitar que las autoridades regulatorias no interrumpan su fusión con Skydance Media.