Historia de dolor… Fátima Víctima de Feminicidio en Lerma, Sin Justicia. 10 Años son Insuficientes

Historia de dolor 1
  • Lorena Gutiérrez Rangel, mamá de la ñiña de tan sólo 12 años, denuncia: A lo largo de ya 10 años hemos transitado por lugares e historias que creíamos imposibles. En México, a las niñas las violan, las secuestran para fines de explotación sexual, las torturan y las matan.
  • En este país matan a 9 mujeres cada día. Ser mujer en México significa que cada día tendrás la duda de que regresarás con vida a casa, ser niña las pone en un doble o triple estado de vulnerabilidad.
  • ¿Qué significa desplazada?:  Es parte de un ataque generalizado y sistemático contra la población, un proceso de conductas inhumanas reiteradas, que no son atendidas con diligencia y que nos obligan a huir, a vivir con el temor de regresar, nos obliga a destruir nuestras raíces, nuestros lazos comunitarios, y por eso afirmo que es un crimen de lesa humanidad.

 

Toluca, México a 04 de Febrero de 2025.- Hay nombres de presuntos responsables: José Juan Hernández Tecruceño y los hermanos Misael y Luis Ángel Atayde Reyes, vecinos de la víctima que decidieron privarle de su libertad y arrancarle la vida. Los hechos tuvieron lugar el 5 de febrero de 2015 en La Lupita Casas viejas, municipio de Lerma.

Hay registro de 14 amparos, el responsable sólo estuvo recluido en un penal por cinco años. La agresión en donde le fue arrancada la vida a la niña, registra más de 200 perforaciones con arma punzo cortante… una historia de dolor que dice: 10 años sin Fatima, 10 años sin justicia, 10 años de violencia institucional, 10 años ante un Estado fallido.

En protesta, Lorena Gutiérrez Rangel, madre de Fátima, en un texto dice:

Mi hija Fátima, fue víctima de feminicidio en Lerma, Estado de México, en febrero de 2015, cuando tenía solo 12 años de edad, y esde entonces, junto con mi esposo, seguimos buscando justicia para ella. Como consecuencia de aquel horrible suceso, la salud física y emocional de otro de mis hijos, Daniel Emiliano, el más pequeño, quien tenía solo 10 años cuando mi Fátima fue asesinada, fue decayendo, al punto de requerir atención de emergencia, solo para finalmente fue asesinado por negligencia médica.

Estoy aquí ante ustedes para hacer un llamado de solidaridad y sororidad para con las luchas que emprendemos todas las mujeres, ya sea como obreras, indígenas, estudiantes, profesionistas, feministas, mujeres que trabajan en su hogar, que son explotadas sexualmente, o madres de víctimas de feminicidio y desaparición.

A lo largo de ya 10 años hemos transitado por lugares e historias que creíamos imposibles. En México, a las niñas las violan, las secuestran para fines de explotación sexual, las torturan y las matan.

Las niñas son un estabón olvidado de la sociedad, de la política, sin reconocimiento como sujetas, si las violan, las obligan a parir, si las matan, disminuyen su muerte porque apenas eran unas niñas. Y si por suerte, y así lo digo, por suerte, no sufren algún tipo de violencia extrema, están prácticamente destinadas a crecer e 1 un ambiente violento, misógino y patriarcal en su contra.

La mayoría de las mujeres en este país sufren un primer ataque violento, casi siempre sexual, cuando son niñas, la mayoría de ellos perpetrados por personas cercanas, familiares o amigos.

Las niñas tienen que enfrentarse a una desigualdad estructural toda su vida, en sus escuelas, en sus comunidades y, en no pocas ocasiones, en sus trabajos.

La educación y la cultura permea en el uso de sus cuerpos como objeto, las niñas se desarrollan en un ambiente que en mayor o menor medida, siempre es icstil hacia ellas, por el sólo hecho de ser mujeres, con la agravante social de ser niñas.

Entorces, ¿qué significa un feminicidio infantil? A mi parecer, significa la forma más terrorífica del sistema patriarcal. Significa que ninguna niña en este país puede tener independencia y libertad de ir y regresar de su escuela sola, que no tienen derecho a la vida, a su libertad personal, al libre desarrollo de su personalidad.

Siempre estár amenazadas en sus espacios íntimos, en sus espacios de convivencia, en su espacio educativos. Significa que la sociedad y los gobiernos tienen una gran deuda con ellas, porqu no han logrado cumplir con su obligación de protegerlas y darles la certeza de la seguridad y confianza de existir, de pensar, de soñar, de ser libres.

Para mi significa que el Estado no cumplió con su obligación de proteger a Fátima, y sigue sin cumplir al negarle la justicia y verdad, ahora también a mi hijo Daniel. No obstante, como si el profundo dolor que nos causado la muerte de nuestros hijos no fuera suficiente, hemos sido víctimas de una larga y permanente violencia institucional, luego de sufrir agresiones físicas, ataques a nuestra ca y amenazas de muerte, lo cual nos llevó al desplazamiento forzado.

¿Qué significa desplazada?

Les puedo contar que yo tenía una buena vida en la comunidad do habitábamos, tenía mi negocio, mi casa, mi familia y amistades; me sentía parte de una comunidad, cercana a mis vecinas y amigas, a mi familia extensa, era parte de un proceso colectivo que, quizá sin darme cuenta en ese momento, era parte esencial de nuestra existencia.

Pero todo eso se acabó cuando tuvimos que irnos de ahí, porque en sus entrañas, eso significa el desplazamiento, implica deshacer una comunidad, quebrar los lazos de amistad y de solidaridad que se tejieron durante años, significa acabar con la tranquilidad de muchas familias, significa arrancarnos una parte de lo que somos, porque nosotras también somos territorio. Y poco a poco, la comunicad se va deshaciendo, poco a poco, nosotras también la vamos olvidando, porque la posibilidad de regresar se convierte en algo poco posible, tanto

Mi caso, el caso de nuestra famila no es aislado sino la regla. Es parte de un ataque generalizado y sistemático contra la población, un proceso de conductas inhumanas reiteradas, que no son atendidas con diligencia y que nos obligan a huir, a vivir con el temor de regresar, nos obliga a destruir nuestras raíces, nuestros lazos comunitarios, y por eso afirmo que es un crimen de lesa humanidad.

Aunado a ello, les puedo contar de la dificultad de conseguir asilo en otro país. Justamente la ausencia de un régimen jurídico y de protección para quienes somos víctimas de desplazamiento forzado interno, nos complica la posibilidad de esta solicitud. Al no encontrarnos, supuestamente, en Lin estado de conflicto interno o armado, suponen que el riesgo de vivir aquí no está suficientemente acreditado. Y yo pregunto ¿Quién puede medir ese riesgo en esta situación tan compleja de violencia en la que nos encontramos? En este país matan a 9 mujeres cada día. Ser mujer en México significa que cada día tendrás la duda de que regresarás con vida a casa, ser niña las pone en un doble o triple estado de vulnerabilidad, pero eso no se considera como elemento suficiente para solicitar asilo.

Además, el trámite burocrático siempre requiere ayuda y ese apoyo, al menos en nuestro caso, ha sido muy complicado de conseguir, muchas personas nos han dicho que nos ayuda a salir del país, pero nadie ha hecho nada concreto para que lo logremos. Sin ese apoyo, no es posible lograrlo, porque tampoco se garantiza, por parte del Estado mexicano, que el acceso a este derecho sea legal, definitivo, y efectivo. No tenemos propiamente una categoría legal como desplazados, por lo tanto no contamos con un régimen de protección que nos pudiera otorgar el derecho internacional. Esta es una oportunidad del Estado mexicano de reconocer y crear un marco jurídico para atender, proteger y asistir las necesidades especiales que requerimos las personas y familias desplazadas, y de cumplir con su obligación de garantizar nuestros derechos.

Termino diciendo que esta lucha por justicia para Fátima y Daniel me ha abierto los ojos a otras víctimas, y se ha convertido en una ucha por todas, para que ninguna otra niña o niño tenga que sufrir hasta el último aliento lo que sufrieron mis hijos, para que seamos conscientes de que la violencia y la indiferencia están quebrando los tejidos profundos de México, y esto es una estrategia consciente para quebrar a nuestras comunidades. Pero no quebrarán nuestro espíritu ni nuestra fortaleza, porque juntas llegamos hasta aquí y juntas seguiremos, hasta que la dignidad, esa bella dignidad que tenían mis hijos, se haga costumbre.

Carlos H.


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