Opinión
- «Pueblo no es la población. Pueblo no son las cifras del INEGI. Pueblo es quien se asume como tal en un discurso político de conflicto con las élites».
Por Fabrizio Mejía Madrid
3 mil 800 vistas tuvieron en Youtube. Llenaron el auditorio del sindicato de los músicos, aquel del que no hablábamos desde los días del lider sindical priista, Venus Rey. Quizás fue por eso que el nuevo partido de Los Chuchos del PRD y de la Marea Rosa, se abrió con un rapero más bien rústico que se llamó Bitrio Smoke. La letra, aunque chabacana y a medio rimar, dejaba en claro, por lo menos, a nombre de quién hablaba este nuevo partido: Smoke defendió al junior tóxico, Claudio X. González, diciendo que era Claudia Sheinbaum la junior tóxica por ser doctora. También Yunes porque lo defendió su papá. Rapeó Smoke también contra el ex ministro de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, por ser “morenista”. Luego, flamígeramente denunció la baja del feminicidio como un maquillaje de cifras y mencionó algo que no se entendió bien contra alguno de los hijos del ex presidente López Obrador. Hasta ahí la matiné.
La encargada de dar el posicionamiento del nuevo partido fue Cecilia Soto, una embajadora en Brasil del gobierno de Vicente Fox y, en otro momento, encargada de educación en la Fundación Carlos Slim. Doña Soto comenzó a tambor batiente tratando de quitarle legitimidad a una elección que Claudia Sheinbaum ganó por 36 millones de votos con dos terceras partes en el Congreso, con un champurrado de porcentajes mal hecho y mentiroso. Dijo Doña Soto: “El cambio de régimen no fue votado por una mayoría porque hubo un abstencionismo de 40% de mexicanos”. Sí, Doña Soto, los que no votan, no votan. No votar no quiere decir que sean de oposición, mucho menos del PRIAN. En una elección la mayoría se obtiene de los que votan, no de los que están en edad de votar. Si contaran las abstenciones como algo, como cualquier cosa, entonces, su candidata, Xóchitl Gálvez, fue todavía menos votada: de 99 millones posibles, al PRIAN sólo lo votaron 17 millones, es decir, el 17%, y no el 26% que obtuvo de los que sí fueron a votar. Así que, Doña Soto, si juega con las cifras de abstención como si quisieran decir algo, acuérdese que, entonces, su candidata obtuvo menos votos que los que no fueron a votar.
Doña Soto nos quiere contar como surgió esta iniciativa. Según ella, no es Claudio X. González y su Marea Rosa, ni Los Chuchos del PRD, ni lo que quedó de los intelectuales de la derecha. Según ella: “Ese día, el 6 de julio, acordamos dos rutas: la resistencia activa a los proyectos insignia de Morena, la reforma al poder judicial —su destrucción— y el uso de la sobrerprepresentación para hacer una Constitución a modo. Dos: iniciar un proceso de consulta para formar un partido político para competir en 2027”. Luego, hizo un listado de quienes estaban a cargo del nuevo partido: Amado Avendaño, un conductor del Canal 40 de Salinas Pliego; Alvarez Icaza, director de los Scouts de México y que tiene mucha experiencia es formar partidos que no reúnen los requisitos. Recuerdo ahora esta historia. En 2017 hizo un partido que lo postulara a la Presidencia de la República llamado “Ahora”, pero que, “después” terminó aliado al McPANPRD a cambio de una plurinominal al senado. Ya en el Senado por el PRD, se deslindó de ellos y se incluyó en el llamado Grupo Plural. Lo último que supimos de este defensor de derechos humanos fue que se burló de la tragedia en un acto político de Álvarez Maynez en el que murieron 9 personas plastadas y 121 resultaron heridas.
Doña Soto siguió nomrando nombres. Dijo: “y los héroes, los sindicalistas del poder judicial federal”. El recuento que hizo a continuación no deja lugar a dudas de la procedencia del nuevo partido: el 24 de julio, el ex analista José Antonio Crespo, el ex consejero del IFE, Alfredo Figueroa se sumaron. El 31 de julio confluyeron Amparo Casar, a quien Doña Soto llamó “la perseguida política del régimen”, y José Woldenberg, a quien identificó como “el primer orador del 13 de noviembre de 2022, cuando surgió la Marea Rosa”. Luego, el 7 de agosto Leonardo Valdéz y Lorenzo Córdoba, último presidente del IFE y el primero del INE, se apuntaron. Todas estas trascendentes personalidades desembocaron con sus caudalosas mentes el 11 de agosto, cuando “entregamos al INE el documento en contra de la sobrerepresentación. Busamos saturar los medios de comunicación al tiempo que acompañamos a los demócratas venezolanos el 28 de julio. Estamos en contacto estrecho con María Corina Machado. El 23 de agosto el INE avaló la sobrerepresentación y el 28, el tribunal avaló el fraude de 54% para Morena “y adyacentes” y 46% a la oposición”. Así dijo Doña Soto. Fraude con 46% para ka opisición. ¿De dónde sacó esos porcentajes tan alegres para el PRIAN? ¿De dónde, si el PRIAN obtuvo sólo el 26% de la votación y, aunque contáramos al MC, no llegan ni al 36%? ¿De dónde saca la señora Soto el otro diez por ciento? De sus deseos frenéticos. Luego, Doña Soto aceptó su participación y la de sus partidarios en la toma violenta del recinto del Senado de la República. Dijo: “Acompañamos al Poder Judicial al senado, y el 5 de noviembre, el día fatal, en la Suprema Corte”.
Pasó, entonces, a detallar la nueva dirigencia, llena de nuevos y frescos rostros. “La de organización la encabeza Guadalupe Acosta Naranjo, el enlace Emilio Álvarez Icaza, la redacción de los estatutos, Leonardo Valdés, el programa, Rosario Guerra y Mariclaire Acosta, la de comunicación, Beatriz Pagés. Hay que decir que Guerra y Pagés fueron del PRI toda su vida. Una fue diputada dos veces, contestó el primer informe de Ernesto Zedillo, tuvo puestos en las campañas de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, y dirigió el ISSSTE en los años de la privatización de la salud. Cuando Guerra quiso ser candidata del PRI a la Ciudad de México se topó con el hijo del Rey de la Basura, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, y se pasó al partido de Elba Esther Gordillo, Nueva Alianza, en 2012. Quedó en cuarto lugar. De Pagés, sólo recordaremos que la revista que dirige y que sabemos que existe porque la anuncian en Atypical, dibujó a la actual presidenta de la República con una suástica.
Doña Soto posicionó el corazón del nuevo partido. Dijo: “Hay dos formas de recapitular este proceso. Una, desde la depresión. Perdimos las elecciones, perdimos la sobre representación, perdimos al poder judicial, perdimos los órganos autónomos, se impuso la supremacía constitucional. Podemos irnos a nuestra casa y renunciar. Por ahora tienen el Congreso, la Presidencia y la vicepresidencia”. Ah, chingá. ¿Hay vicepresidencia en México? Sigue Doña Soto: “No nos vamos a rendir. Como no se ha rendido Zelenski, como no se ha enfrentado Corina Machado y Edmundo González. Sin la esperanza de la incertidumbre —verbalizó con poesía—, no habría Nelson Mandela ni Martin Luther King. No les regalemos nuestra alma, no les regalemos nuestra alegría. Ahora les leo un poema que sale en la película Invictus: “En las garras de las circunstancias/no he gemido, ni he llorado./Bajo los golpes del destino/mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado./ Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino,/ni cuantos castigos lleve mi espalda,/Soy el amo de mi destino,/Soy el capitán de mi alma”. En realidad este poema lo escribió un joven tuberculoso en 1875, al que le acababan de cortar una pierna. Es curioso que así se sienta la oposición: enferma y mutilada.
El sinaloense Guadalupe Acosta Naranjo, alma y espíritu de esta nuevo partido fresco, abrió su discurso que, muy pronto nos daríuamos cuenta que era de esos en que se nota que el orador no tiene con quién hablar durante la semana, y se aprovecha de que las puertas del auditorio están cerradas. Dijo: “El peor mensaje de los muchos que ha hecho Claudia Sheinbaum es que ella no va a dialogar con la oposición. Que ella sólo dialogará con el pueblo. ¿Qué es lo que está detrás de un pensamiento de este tipo?” —se pregunta Acosta Naranjo y se responde sin miedo al salto al vacío argumental: “que quien no vota por ella, no es pueblo, y que ella sólo dialogará con quien simpatice y vote por el partido gobernante”. Nadie dijo eso. O sea que, según el propio Acosta Naranjo, ellos no son pueblo. Y tiene razón. Pueblo no es la población. Pueblo no son las cifras del INEGI. Pueblo es quien se asume como tal en un discurso político de conflicto con las élites. Por lo tanto, en el brinco al vacío de su alegato, Acosta Naranjo se asumió como élite. Y, en efecto, Guadalupe Acosta Naranjo, con una licenciarura trunca en Economía por la Universidad de Nayarit, ha sido diputado local o federal en cuatro ocasiones, o burócrata del PRD, o secretario técnico del Pacto por México de Enrique Peña Nieto, hasta que en 2016 se unió al narco gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, como su representante en la Ciudad de México. Él es de la élite de la partidocracia. Pero aún así, Acosta Naranjo se queja y se queja. Hasta derrapó en sus clases de primer semestre, cuando quiso explicar: “Eso (lo de no dialogar más que el pueblo) se acerca a pensamientos fascistas. Donde los judíos no eran pueblo. Donde los negros no eran pueblo. Cuando las mujeres no votaban y entonces no eran pueblo”. Aquí el comparativo se le hace melcocha al eterno diputado del PRD confundiendo raza con pueblo. A menos que Los Chuchos del PRD sean una etnia, no cuadra su comparación. Luego se pasa a las mujeres que no tenían derecho al sufragio, por lo que, entendemos que Acosta Naranjo considera a todas los países previos al voto de la mujer, “fascistas”. Países como Suiza vivieron el fascismo de Acosta Naranjo hasta 1971, cuando aprobaron el voto de las mujeres. Para el eterno diputado del PRD, Grecia fue fascista hasta 1952. Él cree que las mujeres no votaron en Alemania por Hitler y en Italia por Mussolini, que son los dos fascismos que nos vienen a todos a la mente cuando hablamos de historia europea. Pero se hizo todavía más bolas el ex diputado: “Que no nos considere pueblo, la retrata como una mujer autoritaria, que no tiene la menor voluntad de conducir el destino del país para todos los mexicanos. Quítense la esperanza, se los pido a algunos amigos, casi se los ruego: no hay diferencia entre Claudia y Andrés Manuel López Obrador. Son exactamente lo mismo. No va haber divorcio. No hay tal pugna. ¿No ganó Andrés en el nombramiento de Rosario Piedra? Claudia también lo quería. Si no, lo hubiera sucedido”. Aquí ya no sabemos qué está diciendo. Él tampoco sabe, pero sigue: “No anden buscando pleitos donde no existen. Ella está contenta siendo vicepresidenta de México porque quien sigue mandando se llama Andrés Manuel López Obrador. Vivimos un neo-callismo”. Tomar un periodo, tras el asesinato de Álvaro Obregón, que tuvo un presidente interino, uno que renunció y otro sustituto, y compararlo con una elección de 36 millones de votos, de la primera Presidenta de México, pues es un poco descabellado. Pero no para Acosta Naranjo: “Me dicen mis fuentes que Andrés Manuel no está en Palacio —qué buenas fuentes que sostienen la realidad—, que sí está en su rancho, pero que ahí tiene un teléfono rojo. Aquí hay un co-gobierno: un gobierno de dos personas”. Bueno, mi ex delegado de Cabeza de Vaca, co-gobierno es un gobierno de dos fuerzas políticas distintas, no de dos personas. Presidencia de dos personas fue la Pareja Presidencial de Vicente Fox, cuya inteligencia estaba repartida en dos cabezas. Pero Acosta Naranjo quiere meter cizaña, aunque un poco tardío porque hace más de un año que pasaron las campañas internas en Morena. No obstante, se lanzó sin miedo al anacronismo: “Se andan equivocando Marcelo, Monreal, Adán Augusto, si creen que Claudia va a permitir que exista algún intermediario entre Andrés y Claudia”. Y Acosta hace un descubrimiento sorprendente: “Claudia y Andrés son del mismo grupo político”. Vaya primicia. Casi tan asombrosa como que Andrés Manuel no vive en Palacio Nacional. “Vamos a tener que dar una batalla muy dura porque no va a venir de la ruptura inmediata entre Claudia y Andrés. No esperemos elementos externos, nos va a tocar a nosotros dar esta batalla y vamos a ganar esta batalla”. Luego dijo dos cosas contradictorias. Que se iba a votar en esa asamblea si querían o no ser partido político y, que el 20 de enero a las 11 de la mañana iban a entregar su solictud de registro al INE. Se quejan de las asambleas a mano alzada pero en esta ya Acosta Naranjo había anunciado el resultado, casi como Xóchitl cuando dijo que había ganado para, horas más tardes, reconocer que había perdido por paliza. “En unos momentos se discutirá”, siguió diciendo pero la decisión ya estaba tomada y anunciada. Luego aseguró sin que nadie lo estuviera inculpando: “Nadie nos va a venir a acusar a nosotros de formar una fuerza política para ver dónde nos acomodamos. Los que queramos ser dirigentes del partido, nos vamos a quedar ahí”. Se anunciaba así el neo-callismo del chuchismo.
Pero Acosta Naranjo todavía nos tenía reservado su análisis. Caracterizó al régimen actual como, cito: “Sistema cívico, político, militar, de delincuencia organizada”, dijo el ex delegado de García Cabeza de Vaca. Y, de paso, reveló su ambicioso plan de acción: “Si viene la ofensiva del nuevo gobierno de Estados Unidos, claro que no le vamos a entregar ningún cheque en blanco a Claudia López Obrador”. Es decir, van a apoyar a Donald Trump siempre y cuando perjudique al gobierno de la 4T. Y culminó, muy poético: “No queremos ser cronistas de la derrota”.
Luego siguieron unos muchachos de algo llamado Impacto Cívico para presentar su trabajo que hicieron “durante cinco sábados”, pero todas las cosas que propusieron ya existen. Leonardo Valdés Zurita, quien encabezó el IFE con Calderón y hasta que el Pacto por México lo hizo Nacional con Lorenzo Córdoba al frente, quien nunca vio los 100 millones de los sobornos de Odebrecht para que el PRI comprara 5 millones de votos, hizo lo mismo que los muchachos de los cinco sábados: propuso cosas que ya existen. Anunció el lema “provisional” del nuevo partido que todavía no se votaba: “Por los derechos, las libertades y las causas justas”. Habló de temas foxistas y xochilistas como “emprendimiento”. De temas de López Obrador y Claudia Sheinbaum: “cero corrupción”. Y, al final, detalló su programa de acción: “Luchar por causas que beneficien a la ciudadanía”. Hasta ahí repitió lugares tan comunes que hasta perecía el rap del inicio. Pero leyó algo que me inquietó, por fin: “Se considera la alternancia política como esencial para una convivencia pacífica”. Es decir, si Morena sigue siendo votada por la mayoría en las siguientes elecciones, ¿ ya no habrá elecciones pacíficas? ¿Es una amenaza o es sólo que han estado demasiado tiempo emulando a Zelensky y María Corina Machado?
Misterio que se revelará más adelante, acaso cuando Álvarez Icaza intercambie este nuevo partido por alguna pluri con el PRI, el PAN o el MC. Hasta entonces, de pura angustia, me exprimo las manos.