La Lucha por el Acceso a la Cultura

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Opinión

 

Por F. V. Figueroa

En nuestro país se ha vuelto algo cotidiano el que los jóvenes, niños y adolescentes desconozcan elementos fundamentales que forman parte de nuestra cultura, y, por el contrario, su conocimiento sea muy extenso en lo que se refiere a los productos, programas televisivos o tendencias en las redes sociales, que están de moda y que, en torno a ellos, giren las pláticas, las preocupaciones, el consumismo desbordado y las aspiraciones de este sector importante de la población.

Las graves deficiencias que hay en nuestro país en la formación cultural de niños y jóvenes no son un problema que se generó en este gobierno; sin embargo, es con la actual administración que estos problemas se han incrementado como resultado inmediato de la importancia que se ha dado a otros proyectos en detrimento de la educación. La pérdida gradual de la identidad nacional y la adquisición de valores propios de una sociedad de consumo, son el resultado de la ausencia de una política seria, instrumentada desde el gobierno federal, que atienda la necesidad de una formación estética que permita a la población la práctica, valoración y apreciación de las diferentes manifestaciones artísticas y culturales.

La escasa formación artística ofrecida por el modelo educativo prevaleciente en México, desde el nivel básico hasta el medio superior, es una manifestación de la poca importancia que los autodenominados impulsores del “Humanismo Mexicano” le dan al verdadero desarrollo humanístico de la población.

Este problema se hace más grave, pues a la deficiente formación artística dentro de las instituciones educativas, ahora, fuera de ellas, los jóvenes deben enfrentarse a las limitantes para acceder a eventos culturales de calidad; este es un fenómeno más que se convierte en un obstáculo sistémico para la elevación espiritual de la juventud y su alejamiento de la ignorancia y las enfermedades sociales. Es necesario un proyecto cultural que potencie las capacidades humanas en lugar de limitarlos con la implementación de planes y programas que impiden el despliegue polifacético de la personalidad.

El principal obstáculo que enfrentan como sector de la población mexicana, es el de la falta de recursos económicos. Esta situación se ve reflejada en los datos emitidos por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL), organismo gubernamental que indica en su más reciente informe que, en nuestro país, 17 millones de niños, niñas y adolescentes menores de 18 años, se encuentran en situación de pobreza y la cifra para los que se encuentran entre los 15 y 29 es que representan 16.4 millones de ellos se encuentran viviendo en condiciones de pobreza. Esta cifra representa más de la mitad de los jóvenes que hay en el país.

En la serie de datos que emite el reciente informe del Módulo sobre Eventos Culturales seleccionados (MODECULT 2024) que depende del Instituto Nacional de Geografía y estadística (INEGI) y cuyo objetivo es generar información estadística sobre la asistencia a eventos culturales específicos de la población de 18 años en adelante, se encuentra que, efectivamente, un porcentaje de la población entrevistada señala que la mayor motivación de asistencia a estos eventos culturales es el bajo costo, o sea, asistió porqueel precio era accesible a sus posibilidades económicas, lo cual significa, por otro lado, que hay una cantidad de personas que dejaron de asistir por lo gravoso que son para la ya de por sí, difícil situación económica que se padece.

Uno de los inconvenientes del MODECULT, es que engloba todos los eventos artísticos bajo el calificativo de “culturales”, sin considerar que muchos de ellos tienen un carácter netamente comercial y que no es precisamente cultura lo que transmiten a los asistentes, sino que, al tratarse de proyectos, sobre todo, de carácter económico para los artistas y sus empresas promotoras, lo que importa más es el consumismo y no propiamente la promoción estética de los valores espirituales de un pueblo.

Bajo el capitalismo, la cultura también se convierte en una mercancía y se deforman los elementos que constituyen la herencia de las generaciones anteriores con el único propósito de obtener ganancia económica, los gobierno en turno, sólo se han comportado como facilitadores que han permitido a las empresas dedicadas a este tipo de actividades, obtener buenas ganancias y, el gobierno actual, el que se autonombra como la esperanza de México, no ha cambiado en lo más mínimo esta situación, al contrario, la ha empeorado.

Esta agudización de la situación cultural es uno de los resultados negativos de la raquítica asignación de presupuestos de la federación hacia la educación y cultura. No se puede argumentar que no hay dinero en el país, lo que sucede es que han preferido asignarles a otras actividades que han causado más destrucción al medio ambiente y mayor pobreza en el país, dejando sin muchas alternativas a los mexicanos: recordemos que el último acuerdo de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), es que los gobiernos destinen para la educación entre el 4% y el 6% del PIB; en México, en el presente año, el titular del poder ejecutivo sólo le asignó el 3.2%.

A la cultura se le asignaron 16 mil 754 millones de pesos. Comparado con el monto destinado hace seis años, en 2018, esta cantidad representa un recorte del 3.8% y un 0.7% menos que 2019 con respecto a la cantidad destinada a este sector en el primer año de la administración de López Obrador.

O sea que, al no destinar un mayor presupuesto al sector de la cultura, las instituciones públicas cuentan con menores recursos y por tanto, las actividades que deben desarrollar entre la población, se reducen al mínimo, afectando con esto la promoción, el impulso y la formación artística y cultural del pueblo que no está en condiciones de pagar cantidades alejadas de sus posibilidades económicas, privándose con esto, de uno de los derechos fundamentales del ser humano, su derecho a la cultura y formación artística.

El esfuerzo del Movimiento Antorchista Nacional va en sentido contrario, en la masificación de la cultura desde las instituciones educativas formadas, hasta las reuniones vecinales, cada que una persona se acerca a la Organización, además de encontrar una alternativa para la solución a los problemas colectivos y una formación política que le permite identificar la raíz de nuestras calamidades sociales y las vías para resolverlas, encuentra también una propuesta para su formación cultural y artística.

Carlos H.


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