Por Joaquín H. Vela González
Es complicado escribir sobre la necesidad de desarrollar las fuerzas productivas. Esta es una condición necesaria para el cambio y la transformación. La expansión y el desarrollo de capacidad productiva determina también las condiciones objetivas y subjetivas del país y en este caso particular del Estado de México.
El desarrollo de la maquinaria y equipo, la capacidad productiva de la fuerza de trabajo, y las instalaciones en las que se produce son una expresión del avance de estas fuerzas productivas. También la población que es la que produce el nuevo valor agregado o riqueza social, necesita tener mejores condiciones para su reproducción material y un adecuado entorno social, en pocas palabras mejores condiciones de vida para hacer frente a las siguientes etapas del desarrollo económico y social.
Señaló este preámbulo, debido a un comentario que se hizo a mi artículo de la semana pasada donde se me cuestionaba lo siguiente: “Joaquín, solo me queda una duda ¿Como salvar los bosques y el agua potable que en ellos se genera y que la mancha urbana deje de comérselos y cumplan su papel Biocultural en la producción de agua y que genere bienestar económico a los comuneros y ejidatarios?” Me comprometo con mi amiga Mireya de abordarlo en este artículo.
Tiene sentido el cuestionamiento, en cuanto a que a veces solo nos enfocamos a establecer la necesidad de expandir el aparato productivo para generar más empleos y mejores salarios, sin señalar que se debe cuidar la naturaleza. Si bien señalé en dos ocasiones que la zona industrial que propongo que desarrolle el Gobierno del Estado de México en la región aledaña al AIFA, en el espacio comprendido entre el Arco Norte y el Circuito Exterior Mexiquense, para atraer inversiones del “nearshoring” que deberían ser industrias limpias, con bajas emisiones contaminantes. También es importante aclarar que afortunadamente en esta zona no hay zonas boscosas que vayan a ser destruidas.
El Estado de México, tiene en esa región una infraestructura de movilidad suficientemente atractiva, solo falta que en la formulación del proyecto de parques industriales que ahí se propone se observen con atención a las normas ambientales que México se ha comprometido en la Conferencia de las partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en sus diferentes reuniones. Actualmente se está realizando el COP 28 en Dubái.
Esto implica establecer en el proyecto la obligatoriedad de observancia de normas ambientales por parte de los capitalistas, además de desarrollar la educación ambiental entre sus trabajadores. El tema del agua es central en el momento actual, debido a las sequías y escasez que se vislumbran en el país en los años venideros. Afortunadamente el nuevo Secretario del Agua del EdoMex es un especialista forjado en la lucha de la defensa del vital líquido, y eso sin duda ayudará.
Señalé también la necesidad de pensar en proyectos “tripartitos”, en los que participe el sector social de la economía, que siempre es ignorado, aparte de los sectores público y privado. Los ejidatarios y comuneros pueden participar en estos proyectos tripartitos aportando sus tierras y el agua de la que ellos son titulares, con lo cual participarán como socios en igualdad de condiciones que los otros sectores. Así, aparte de generar mejores condiciones de desarrollo, se les incorporaría a los beneficios del desarrollo y tendría un carácter social el proyecto. Ese es el carácter de desarrollo que debería incorporar de manera obligatoria esta transformación.
El tema del Agua es más amplio, un colega economista Francisco Solorza, con quien discuto estos temas me señalaba la necesidad de plantear la construcción de un amplio sistema de plantas tratadoras de agua, para el sistema de agua que en conjunto con las tareas que resuelve el Emisor Oriente de la Ciudad de México, encargado de Tratar el total de las aguas residuales del Valle de México para promover su reúso en la agricultura, en lugar de utilizar aguas negras y promover su intercambio por agua de primer uso, se pudiera reutilizar esas aguas también para actividades industriales, incluso agua que pudiéramos consumir los humanos. Obviamente estas inversiones tendrían que hacerse con la participación Federal y de la CDMX.
A los economistas se nos acusa de que estamos obsesionados por el desarrollo y el crecimiento. A esto se le llama productivismo, a continuación voy a reproducir una parte de una entrevista que le hicieron a Michael Lowy, uno de los economistas más destacados a nivel mundial, al abordar este tema que también al autor de la Crítica de la Economía Política le hacen: “Muchos ecologistas critican a Marx por considerarlo un productivista. Tal crítica nos parece completamente equivocada: al hacer la crítica del fetichismo de la mercancía, es justamente Marx quien coloca la crítica más radical a la lógica productivista del capitalismo, la idea de que la producción de más y más mercancías es el objeto fundamental de la economía y de la sociedad.” Por lo tanto, Marx proporciona las armas para una crítica radical del productivismo y, notablemente, del productivismo capitalista. “En el primer volumen de “El Capital”, Marx explica cómo el capitalismo agota no sólo las fuerzas del trabajador, sino también las propias fuerzas de la tierra, agotando las riquezas naturales.”
Los economistas también pugnamos por mejores condiciones salariales, mayor capacitación para hacer más productivo el trabajo, por mejorar las condiciones materiales de vida de la población y por la reducción de la jornada de trabajo y que se termine con esta precariedad generalizada que nos heredó el neoliberalismo. Por ello en las políticas públicas que estamos proponiendo, ni buscamos afectar el medio ambiente, al contrario buscamos apoyar la recuperación total y el saneamiento de los vasos como el de Texcoco, que buscaba destruir el proyecto de Peña Nieto, el de Zumpango, de Chalco, Xaltocan y Xochimilco, que en conjunto constituyen la cuenca lacustre del Valle de México.
Es urgente la elaboración de estos grandes proyectos productivos que nos permitan reiniciar el crecimiento de nuestro estado y prepararnos para tener condiciones para ser uno de los receptores importantes de las empresas que como producto de las contradicciones entre China y los EE. UU. quieren y necesitan instalarse en territorio mexicano. Tenemos posibilidades, no las tiremos por la borda.