Secreto a Voces La Marcha del Cautivador… - Lacallelibre

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Por Rafael Alfaro Izarraraz

  • Carlin dice que “para cautivar, un drama necesita que el espectador tenga una condición humana común con los protagonistas” (citado por Martínez Hincapié, Carlos Eduardo. (2016). Mandela y la construcción histórica de la noviolencia: Otras formas de hacer y de pensar. Polis). Sólo un personaje que lleva a cabo cosas no escritas lo lleva a salirse del guion y sorprender a aquellos con los que desea comunicarse. El millón 200 mil personas que acudieron a la marcha del 27 no solamente conocieron a Obrador sino también se fueron cautivados porque ningún presidente, salvo honrosas excepciones, hace lo que obrador: marchar seis horas al lado del pueblo hasta llegar al templete donde dirigió su discurso de una hora y media.

Obrador cautiva a mujeres y hombres porque es un presidente de firmes convicciones con respecto a la democracia y la necesidad de crear un órgano electoral imparcial, un sistema de justicia que defienda al humilde, que ante las dificultades económicas y de la pandemia ha actuado con sabiduría y sacado al país adelante sin endeudar ni sacrificar al pueblo mexicano, ha construido un proyecto económico bajo la lógica de los intereses nacionales y no de la banca mundial, ha logrado incrementar el salario desmontando las mentiras neoliberales de que aumentar el salario es inflacionario, la mayor parte del presupuesto se orienta a proteger a las familias humildes del país que requieren de recursos para sobrevivir, se protege a los adultos mayores, discapacitados, madres solteras y ha promovido proyectos en regiones antes olvidadas.

La movilización del domingo fue un espaldarazo del pueblo al gobierno de AMLO. La marcha del domingo envió un claro mensaje al pueblo mexicano, y a las fuerzas de la derecha que unos días antes habían llevado a cabo un reunión mundial precisamente en la Ciudad de México: el obradorismo como corriente es una potente fuerza social y política en el país cuya fuerza social multitudinaria estuvo representada, en este evento, en una conjunción de mujeres y hombres que logró reunir a más de un millón doscientas mil personas con capacidad de movilizarse de diversas partes de la geografía nacional hacia el centro del país, su capital, en la defensa de la Cuarta Transformación y las políticas que la actual administración ha puesto en marcha en favor del pueblo como lo expresó el Presidente durante su discurso.

La mayoría del más de un millón no fueron lanzados de un tren por los blancos como le ocurrió a Mandela, en Sudáfrica, porque el color de su piel le impedía subirse a un tren, pero si han vivido el viejo y el moderno racismo: porque la pobreza en que han sido hundidos, el color de su tez de piel o la ropa con que andan vestidos, en la lógica de la cultura construida desde la invasión, los ha colocado en una condición de inferioridad. Los que acudieron a la marcha constituyen un auditorio de mujeres y hombres que durante décadas han sentido empatía porque el convocante se ha dedicado como parte de su administración a tratar de paliar parte de las injusticias que los ahí presentes han vivido durante las administraciones gubernamentales de la derecha.

Cautiva que busque métodos pacíficos de lucha y con éxito. Que el pueblo, como lo hizo durante seis horas a lo largo del recorrido, resguardará a su presidente de cualquier forma de amenaza. Esta marcha tiene un significado especial, creo en esta ocasión, que la derecha mexicana y conservadora debe comprender: esta es una lucha política de carácter pacífico y, por tanto, mantenerse en los límites de la política. La marcha que realizaron unos días antes los grupos de la derecha para defender al INE estuvo cargada de odio hacia el Presidente y sus seguidores, llamando a Obrador “Indio patarajada”, entre otras frases despectivas. La misma mujer que llamó al presidente “patarajada” expresó en palabras llenas de odio que, palabras más o menos que si el presidente tenía huevos que fuera a matarla si quería.

Cambiar las prácticas dominantes de violencia entre los de “abajo” es fundamental. Veamos un ejemplo al respecto tomado de la experiencia colombiana: 

“Un taxista de la ciudad de Bogotá me decía al respecto: Sabe que usted tiene razón? Tengo un tío que posee una parcela en los llanos orientales. Levantó una cerca para fijar sus límites y, especialmente, para proteger sus sembrados del ganado que tenía su vecino. Sin embargo, éste se empeñaba en romper dicha cerca y los animales arruinaban su trabajo. Con paciencia, mi tío reparaba la cerca, para encontrar al día siguiente la misma situación. Un  día le dije: deje que yo le “soluciono” este problema, sugiriendo que sólo el uso de la fuerza podía darle salida. Me respondió: usted no se meta mijo. Un día estaba trabajando en su parcela, reparando los daños en su cultivo, cuando pasó el vecino. Mi tío cortó un racimo de plátanos y se lo entregó, diciéndole: tome vecino, para que se haga una sopa. Su sorpresa fue tanta que a partir de ese día nunca más volvió a romper la cerca y hoy son los mejores amigos. ¿Qué está sucediendo en nuestra realidad social para que Mandela y un simple campesino colombiano estén buscando soluciones creativas a sus conflictos, eximiéndose de lo que culturalmente se espera de ellos? ¿O es que siempre ha sucedido y, simplemente, hemos empezado a verlo hasta ahora? Mis comentarios suscitaron en el taxista otra visión de una anécdota de su vida y la compartió conmigo con una nueva perspectiva … Este relato guarda relación con lo planteado por Gandhi a través de la Satyagraha. Se trata de construir una fuerza en otras lógicas que no pretenden el triunfo a través de la dominación, sino la transformación de sus protagonistas y de la relación existente. Es una fuerza moral que deshace la relación amigo-enemigo y que ocurre en los espacios de la periferia, allí donde la vida se expresa y se escapa a los condicionamientos hegemónicos” (Martínez Hincapié, Carlos Eduardo. (2016). Mandela y la construcción histórica de la noviolencia: Otras formas de hacer y de pensar. Polis).).

Cautivan los éxitos aparentemente invisibles. La marcha del 27 se caracterizó no solamente por no romper un solo cristal sino por reflejar que el interés es construir una fuerza que actúa políticamente para transformar al país y la manera en actúan quienes apoyan la Cuarta Transformación. Algo que dijo el presidente es que desde su perspectiva considera que se le ha ido ganando la partida a las prácticas que conducen al racismo, el clasismo y la discriminación. En algunas naciones como fue Sudáfrica y los Estados Unidos en la década de los años sesenta, se vivía una real exclusión de las poblaciones de color, una discriminación que rayaba en lo inhumano. De la mano de Mandela y Martin Luther King, estas naciones lograron modificar las relaciones dominación que existía, sin erradicarse por supuesto de momento de manera general.

Por último, Obrador nos invita a crear un humanismo mexicano, que habrá que visualizar como parte de un gobernante que no dejará de cautivar a su pueblo porque entre uno y otro existe una cadena de vínculos que los hacen identificarse mutuamente.

raizarraraz@gmail.com

 

PONER BAJO UNA DE LAS FOTOS

(Fotos The New York Times)

Leonardo González


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