Por Jorge Lara
Extrañas criaturas, viven mustias, retraídas. Ignoran que son delicia, viaje gustoso, festivo, todo un manjar del centro mismo de una tierra aún generosa. Saben a rojo, azul, verde, amarillo, como los colores surreales. Algunos tiemblan y debieron pescarse en el vuelo. Otros amenazan con semblante exótico, pero son nobles como niños. Vale, pequeños hijos de Lluvia.