En las entrañas del cofre suizo: Una Filtración Histórica de Datos Bancarios Suizos Destapa a Numerosos Clientes Problemáticos - Lacallelibre

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• Más de 160 periodistas pertenecientes a 48 medios pasaron meses revisando los datos e identificaron que docenas de cuentas pertenecían a políticos corruptos, criminales, espías, dictadores y otros personajes turbios. No se trata de nombres desconocidos, una simple búsqueda en Google permitía muchas veces identificar sus fechorías. Pese a eso, sus cuentas, que en conjunto acumularon más de 8 mil millones de dólares, permanecieron abiertas durante años.

* Aunque Credit Suisse lleva dos décadas prometiendo tomar medidas contra los fondos ilegítimos, una filtración revela que el banco tenía dinero de docenas de clientes de alto riesgo de casi todos los rincones del mundo.

Por OCCRP y Süddeutsche Zeitung

Un jefe de espías de Yemen implicado en torturas. Los hijos de uno de los hombres fuertes de Azerbaiyán que gobierna su propio feudo montañoso privado. Funcionarios acusados de saquear la riqueza petrolera de Venezuela y de acelerar el hundimiento del país en la crisis humanitaria.

Vienen de todos los rincones del planeta, están vinculados con regímenes autoritarios y corruptos y se han enriquecido de maneras diferentes. Pero hay algo que les une: dónde guardaban su dinero.

Por encima de sus relojes de lujo, sus montañas nevadas y su excelente chocolate, Suiza es sobre todo conocida por el secretismo de su sector bancario. Y en el corazón de esa industria está Credit Suisse, que a lo largo de sus 166 años de historia se ha convertido en una de las más importantes instituciones financieras del mundo.

Con cerca de 50.000 trabajadores y 1,5 billones de francos suizos en activos que le gestionan a 1.5 millones de clientes, este coloso financiero es “apenas” el segundo banco más grande de Suiza. Una evidencia del predominio de este sector en la próspera y pudiente nación alpina.

Pero, como revela una investigación global encabezada por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y por OCCRP, este brillante éxito tiene su lado oscuro. 

Documentos filtrados, obtenidos por los periodistas, identifican más de 18.000 clientes extranjeros que ocultaron su dinero en Credit Suisse. Los registros distan mucho de ser una lista completa de los clientes del banco, pero brindan una visión reveladora de lo que esconde la cortina del secreto bancario suizo.

Más de 160 periodistas pertenecientes a 48 medios pasaron meses revisando los datos e identificaron que docenas de cuentas pertenecían a políticos corruptos, criminales, espías, dictadores y otros personajes turbios. No se trata de nombres desconocidos, una simple búsqueda en Google permitía muchas veces identificar sus fechorías. Pese a eso, sus cuentas, que en conjunto acumularon más de 8 mil millones de dólares, permanecieron abiertas durante años.

Los clientes de Credit Suisse incluyen la familia de un jefe de inteligencia de Egipto que supervisó la tortura de sospechosos de terrorismo para la CIA estadounidense; un italiano acusado de blanquear fondos para la organización criminal ‘Ndrangheta; un ejecutivo alemán que sobornó a altos cargos del gobierno nigeriano a cambio de contratos en las telecomunicaciones; y el rey Abdalá II de Jordania, que tuvo una cuenta que alcanzó un pico de 230 millones de francos suizos (223 millones de dólares), mientras que su país recibía miles de millones de ayuda extranjera.

En Venezuela, élites acusadas de saquear PDVSA, la empresa petrolera estatal, movieron cientos de millones de dólares a cuentas de Credit Suisse. El dinero fluyó en un momento en el que las arcas públicas eran saqueadas, lo que precipitó el hundimiento económico que ha forzado a seis millones de personas a salir del país y colocó a otras muchas al borde de la hambruna. El banco mantuvo abiertas las cuentas de esos clientes venezolanos, incluso cuando su implicación en casos de corrupción había quedado expuesta en los medios.

Expertos en cumplimiento bancario que examinaron los hallazgos de OCCRP afirmaron que muchas de esas personas nunca tendrían que haber sido aceptadas por Credit Suisse.

“La gente no debe tener acceso al sistema financiero si lo que están ingresando es dinero producto de la corrupción”, dijo Graham Barrow, un experto independiente en criminalidadfinanciera. “El banco tiene claramente el deber de asegurar que los fondos que maneja tienen un origen claro y legítimo”.

Credit Suisse no es el único culpable. Muchos de los grandes bancos y entidades financieras han enfrentado escándalos similares. Muchos prometieron reformarse. Y, sin embargo – como revelan proyectos como este – siguen permitiendo a clientes problemáticos llevar sus fortunas a buen recaudo en uno de los lugares más seguros y fiables del mundo.

“La ironía es que Suiza se ha convertido en el lugar al que va el dinero sucio porque es un país puro, bien administrado, confiable”, dice James Henry, asesor senior de la organizaciónbritánica Tax Justice Network que ha estudiado la evasión fiscal en Credit Suisse. “El modelo de negocio de tomar dinero de países pobres es el problema”.

Respondiendo a un cuestionario sobre los hallazgos del proyecto Suisse Secrets, Credit Suisse señaló que la gestión del riesgo era “el núcleo de nuestro negocio”. Si bien se negó a discutir casos individuales descubiertos por periodistas, el banco señaló que eran “predominantemente históricos” y que una “mayoría abrumadora” de las cuentas problemáticas identificadas por los periodistas “están hoy cerradas o estaban en proceso de cierre antes de recibir las consultas de la prensa”.

“Como institución financiera líder a nivel mundial, Credit Suisse es profundamente consciente de su responsabilidad, con los clientes y el sistema financiero en su conjunto, de garantizar que las normas de conducta más estrictas se mantengan”, agregó.

La investigación Suisse Secrets

Suisse Secrets es un proyecto periodístico colaborativo basado en una filtración de datos bancarios del gigante del sector bancario Credit Suisse.

Los datos fueron entregados por una fuente anónima al diario alemán Süddeutsche Zeitung, que los compartió con OCCRP y 47 medios aliados alrededor del mundo. Periodistas de 5continentes revisaron miles de registros bancarios, entrevistaron fuentes internas, reguladores, fiscales, examinaron documentos judiciales y financieros para corroborar los hallazgos. Los datos abarcan alrededor de 18.000 cuentas, abiertas desde 1940 hasta los años 2010. Entre todas, acumularon fondos por más de 100 mil millones de dólares.

“Creo que las leyes del secreto bancario suizo son inmorales”, dijo la fuente anónima en una declaración. “El pretexto de proteger la privacidad financiera no es más que una hoja deparra que cubre el vergonzoso papel de los bancos suizos como colaboradores de los evasores fiscales. Esta situación permite la corrupción y priva a los países en desarrollo de unos ingresos fiscales más que necesarios”.

Dado que los datos de Credit Suisse obtenidos por los periodistas son incompletos, hay que tener en cuenta una serie de advertencias importantes a la hora de interpretarlos. 

Los empleados dijeron que los bonus están condicionados por el “nuevo dinero neto” que traían al banco.

“El banco alienta al banquero a mirar hacia otro lado con una cuenta que saben que es tóxica”, dice un ejecutivo experimentado. “Si tú cierras esta cuenta tóxica, especialmente si la cuenta excede de los 20 millones, el banquero se encuentra a sí mismo en un profundo agujero. Un profundo agujero del que es casi imposible salir”.

Y eso conduce a una cultura, señalan, donde hay dos tipos de reglas para dos tipos de clientes: los ricos y los muy ricos.

“La debida diligencia con clientes y cuentas, digamos al nivel de un millón, es muy exhaustiva”, dijo un antiguo ejecutivo senior. “Pero cuando se trata de cuentas de alto valor neto, los jefes alientan a todos a mirar hacia otro lado y los gerentes se sienten intimidados sobre sus bonos y su seguridad laboral”.

Además, hay grandes cuentas que son mantenidas tan en secreto que solo unos pocos ejecutivos senior saben quiénes son sus propietarios.

“Cuando alguien quiere realizar un lavado de dinero después de haber saqueado bienes del país, por ejemplo, necesita transferir el dinero. Así que los titulares de grandes cuentas vandirectamente a los gerentes de muy alto nivel”, señaló un ejecutivo.

El sistema se basaba en la negación plausible, dijeron antiguos empleados. A los empleados se les dan normas estrictas, pero hay incentivos para ignorarlas.

“El departamento de cumplimiento del banco son maestros de la negación plausible”, dijo el ex alto directivo. “Nunca hagas una pregunta de la que no quieras saber la respuesta”.

“Nunca es culpa del banco, es siempre ese empleado ‘manzana podrida’ el que es responsable si pasa algo malo”, indicó un antiguo trabajador.

El resultado final es una desconexión entre el banco y sus empleados.

“El tipo de gente que atrae el banco son mercenarios, que lo que buscan es enriquecerse en primer lugar. Entendiendo posiblemente que no hay una relación real con el banco. Tú soloestás allí mientras ganes dinero, sin importar cómo lo ganes”, dijo un gerente.

“No tienes que preocuparte por lo que vaya a pasar dentro de 8 o 10 años porque es poco probable que estés allí. Normalmente, ese es el tiempo en que tardan esos acuerdos en estallar”, dijo.

Estas fuentes internas se hacen eco de las acusaciones que Credit Suisse enfrenta en este momento, en la primera causa penal contra un banco suizo en Suiza. Los fiscales sostienen que Credit Suisse permitió a un grupo de narcotraficantes búlgaros blanquear 146 millones de euros procedentes de la droga a través de sus cuentas.

Gerentes senior están acusados de ignorar numerosas advertencias que vinculaban a estos clientes búlgaros con actividades poco recomendables. Eso incluye depositar dinero en efectivo, que se movieron en coche de Sofía a Suiza, que al menos otro banco suizo rechazaron. Incluso después de que asesinaran a dos de los criminales y que medios los identificaran como traficante de cocaína, el banco miró hacia otro lado.

Una banquera que trató con los búlgaros testificó que Credit Suisse la instruyó cuidadosamente sobre cómo presentarse ante clientes potenciales y sobre la importancia del secreto bancario suizo, pero no sobre el cumplimiento, según informó el diario Financial Times.

Como prueba, uno de sus exámenes de cumplimiento fue presentado en la corte. Ella solo respondió correctamente una cuarta parte de las preguntas.

La acusación citaba el “incumplimiento” por parte de Credit Suisse en adoptar “medidas organizativas razonables y necesarias para evitar que se produzcan actividades de blanqueo de capitales.”

Ofreciendo privacidad

Los bancos suizos venden privacidad. Reporteros de OCCRP quisieron averiguar cómo la ofrecen.

Un periodista de OCCRP se contactó con Credit Suisse y preguntó si podía abrir una cuenta para un inversor de un país africano. Los representantes del banco fueron precavidos con loque decían y preferían comunicarse por teléfono en lugar de correo electrónico. Desde el principio dejaron en claro que lo que vendían era privacidad.

“Hay muy poca gente, incluso dentro del banco, que va a tener acceso a la información de su cuenta” un vicepresidente de Credit Suisse aseguró a los reporteros.

“La información se trata estrictamente con reserva y es compartida sólo de ser necesario”, dijo otro banquero en un correo electrónico.

Aunque Credit Suisse todavía ofrece lo que denominan “relaciones numeradas” –con un costo de unos 3.000 euros al año– el banco guió al inversor africano hacia otras opciones.

“Las cuentas numeradas son un servicio que gradualmente estamos retirando, ya que las protecciones que ofrecen han disminuido mucho en los últimos años”, afirmó unvicepresidente basado en Zurich, encargado de los mercados emergentes.

El secretismo de las cuentas numeradas recibió una serie de golpes en la década de 2010, cuando repetidos escándalos de evasión fiscal generaron una presión internacional para que Suiza compartiera información fiscal de los clientes con gobiernos extranjeros. Aunque ese acuerdo excluía a países en desarrollo, a los que Credit Suisse calificó como sus mayores objetivos de mercado.

Altos ejecutivos de Credit Suisse propusieron varias alternativas a las cuentas numeradas en su presentación al potencial cliente, entre ellas la de colocar su dinero en un trust.

Los trusts son un vehículo financiero común en numerosas jurisdicciones, pero están en el punto de mira de quienes abogan por la transparencia porque permiten a los verdaderos dueños ocultarse detrás de apoderados, que pueden actuar como accionistas y directores.

En la presentación, Credit Suisse indicó que su personal puede actuar como apoderados, como directores de fideicomisos (trusts), holdings (grupo de empresas) y de cuentas bancarias. Estas se pueden también registrar a nombre de compañías holdings anónimas.

Este servicio crearía capas legales de propiedad que permitirían a individuos adinerados distanciarse de su fortuna.

Los trusts no eran comunes en Suiza hasta hace poco. En buena medida porque el secreto bancario jugaba ese papel. Pero eso puede estar a punto de cambiar. El mes pasado, Suiza introdujo un nuevo borrador de ley que puede permitir a los banqueros crear trusts por primera vez.

Sébastien Guex, profesor de Historia en la Universidad de Lausana que estudia el sistema bancario suizo, señaló que esto era una reacción directa a los nuevos acuerdos de intercambio de información fiscal que exponían la riqueza almacenada en los bancos suizos a un mayor escrutinio.

“Los bancos suizos han encontrado soluciones que les permitirán continuar escondiendo la riqueza de los clientes más interesantes, aquellos que traen los mayores beneficios, porejemplo los famosos ultra ricos”, dijo a The Guardian.

“Estas soluciones implican la creación de sistemas de evasión fiscal para su clientela basado en fundaciones familiares o, más aún, en la institución legal anglosajona, el trust”.

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