Periodismo en Riesgo

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Por Laura Castillo García

El asesinato de la periodista María de Lourdes Maldonado López -ocurrido en Tijuana, Baja California, el pasado domingo 23 de enero-, vuelve a poner en el centro de la atención nacional el tema del riesgo que corren los periodistas en México, el cual ocupa el primer lugar en la lista de Reporteros Sin Fronteras (RSF) de los países más peligrosos para ejercer el periodismo.

   Pocos días antes del asesinato de Lourdes -“mentora” de muchos profesionales de la comunicación-, también fueron asesinados: el fotoperiodista Margarito Martínez Esquivel (Tijuana) y José Luis Gamboa Arenas (Veracruz). Estos tres periodistas asesinados en el primer mes de 2022 se suman a los 43 reportados por la propia Segob, el pasado mes de julio -ocurridos entre diciembre de 2018 a julio de 2021-, y al asesinato, en octubre de 2021 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, del periodista Fredy López Arévalo.

   Cuarenta y siete periodistas han perdido la vida en los últimos tres años, precisamente los tres años que López Obrador lleva al frente del gobierno federal. Ahora, el presidente no puede recurrir a su práctica preferida de echar sus culpas sobre espaldas ajenas, pues esos 47 asesinatos de periodistas se han dado durante su gobierno.

   Aunque el ejecutivo federal informó en su mañanera que Lourdes no estaba inscrita en el “Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas” de la Segob, sus compañeros tijuanenses afirman lo contrario.  Independientemente de eso, los trabajadores de la información consideran que ese “Mecanismo” es otro adorno del gobierno de la 4T dado que no brinda protección suficiente para evitar el asesinato de periodistas o activistas de derechos humanos.

   Por la grave situación que día a día vive el periodismo en México, varios organismos internacionales, como RSF, tienen bajo la lupa al país, dando como resultado que, por el número de asesinatos de periodistas cometidos durante 2021 (7), México volvió a encabezar la lista de los países más peligrosos para ejercer el periodismo; en 2020 también fue primer lugar de esa espantosa lista al ser ocho los periodistas asesinados, los cuales, además fueron ejecutados con saña.

  En su balance anual, dado a conocer en diciembre 2021, el presidente de RSF, Christophe Deloire, calificó de «hecatombe» y situación “terrorífica” la que día a día enfrenta la prensa mexicana, pues asegura que en México “…el 65% de los periodistas asesinados fueron deliberadamente señalados y eliminados.”

   Ese deplorable resultado refleja la falta absoluta de apoyo al gremio periodístico por parte del presidente de la república y su 4T, pues no pone todo el aparato de inteligencia y seguridad gubernamental para protegerlos y, por tanto, tampoco frena a los autores intelectuales y materiales de esos asesinatos. Una vez más, queda demostrado que no funciona la política de “abrazos no balazos” del presidente López.

   En ese lamentable resultado también se ve reflejada la campaña presidencial permanente de descalificación de reporteros, periodistas y medios de comunicación, la cual López Obrador oficializó en las mañaneras a través de la sección semanal llamada ¿Quién es quién en los medios? El constante golpeteo del presidente no solo desacredita a quienes van dirigidos sus dardos venenosos, sino que merman la credibilidad de todos los reporteros, periodistas y medios de comunicación del país, situación que aprovechan los grupos de poder afectados por lo que ellos investigan y publican y, por tanto, ejercen represión contra ellos sin que la sociedad se escandalice, “al fin y al cabo, dicen porque así se los ha hecho creer el presidente de la república, son gente mala que se vende por unos cuantos pesos”, lo cual es absoluta mentira en la gran mayoría de los casos.

   Los medios de comunicación, y toda su estructura informativa (reporteros, fotorreporteros, columnistas, artículistas, editorialistas y directores), son muy importantes para la sociedad porque a través de ellos conocemos qué está haciendo el gobierno por el bien de México, porque para eso le dio su voto la mayoría de ciudadanos; qué políticos lo están haciendo bien y cuáles son sus resultados. Claro que también publican noticias negativas de los que están haciendo mal las cosas y quiénes o qué grupo político se benefician de los dineros de la nación, lo cual constituye información negativa para ellos y, por lo mismo, esas publicaciones los enfurecen, y tanto que inmediatamente las descalifican y atacan a medios, reporteros y periodistas, como vemos cada ocho días en las mañaneras.

   En los tiempos de la 4T los profesionales del periodismo no solo realizan su trabajo bajo riesgo por el constante acoso y descredito de la profesión que se hace desde el púlpito presidencial (sin importarle que para cumplir su objetivo diga mentiras redondas), sino también por los bajos salarios que perciben dadas las crisis económicas que muchas empresas presentan actualmente y, un fenómeno muy relevante y peligroso, por el acecho de grupos de la delincuencia organizada que presionan a empresas y periodistas a fin de que en su agenda mediática entren o no los temas que a ellos les interesan.

   Es una desgracia que en los tiempos de la 4T se permita que mediante bala se silencie a periodistas que cumplen su función de informar y brindar elementos de juicio a la sociedad para poder interpretar la realidad.

   Bien por los periodistas que ejercieron su derecho constitucional a la libre manifestación y la protesta pública para mostrar su indignación por los asesinatos, exigir justicia y garantías de seguridad para el gremio.

   Pero, la organización que mostraron al hacer protestas en todo el país, no debe quedar como flor de un día, ni como un recurso que deba volver a utilizarse cuando sucedan otras desgracias como las mencionadas.

    Por lo pronto, como medida inmediata, la mejor manera de proteger la vida de los periodistas es fortalecer la organización del gremio, actuar constantemente como uno solo para exigir que el gobierno de la república deje de atacar a medios de comunicación y periodistas, pues esa campaña pone en riesgo el ejercicio del periodismo en general; que respete la libertad de expresión, que mucha sangre costó a millones de mexicanos, y brinde protección verdadera al gremio periodístico para que no haya ni un solo asesinato más.

   Pero la solución definitiva vendrá cuando todos nos unamos y logremos tener un gobierno verdaderamente humanista, que trabaje realmente para el bien de todos, no solo para influyentes grupos de poder, y entre todos construyamos un México justo y equitativo en donde verdaderamente se respete la libertad de expresión y no se utilicen las balas para acabar con ella.

Vayan mis sinceras condolencias a las familias y amigos de los compañeros periodistas asesinados en México y mis mejores deseos para que todos los periodistas del país cuenten con garantías de seguridad por parte del gobierno federal a fin de que su trabajo no sea motivo de represión y muerte.

Frida C.


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